lunes, 8 de abril de 2019

Reseñas 2

FINAL ABIERTO: 20 MIRADAS CRITICAS SOBRE LAS NEGOCIACIONES CON LAS INSURGENCIAS (2010-2018)
EDITORIAL LA FOGATA: Colombia, Bogotá, 2018
Jeritza Merchán Díaz

El título de la obra, quienes intervienen en ella, la editorial que nos la pone a disposición y el periodo que cubre, nos sitúa en lugares-espacios; imaginarios, emocionalidades y criterios marcadores de historias y memorias que nos sugieren, demuestran y aseguran que la historia reciente de Colombia no se ha cerrado en términos de haber hecho transición entre guerra y la paz; no solo del período de ocho años, sino en lo que lleva concebida como república.
Distintas miradas que responden a disímiles lugares y concepciones de la guerra y la paz, sea porque hayan sido combatientes, analistas, representantes a cargos públicos. No es fácil escribir sobre la realidad, ni las interpretaciones de la misma, cuando no se ha tenido la oportunidad de tener las distancias narrativas para asesar el pensamiento, la emocionalidad, los imaginarios, las tensiones. Hablar de las miradas de estos 8 años, es sentir esas miradas, olerlas, tocarlas, enojarse o acogerse en ellas. Están en esta obra en las voces de:Victoria Sandino (FARC), Isabel Torres (ELN), Monseñor Darío Monsalve, Iván Cepeda, Aída Avella, Francia Márquez, Aída Quilcué, Miguel Ángel Beltrán, Carlos Alberto Ruiz Socha, Donka Atanassova, Luis Fernando Quijano, Diego Pinto Millán, Alejandro Toro, Gloria Silva, Sonia López, Carlos Aznárez, Antonio Montoro, Ambar García, Libardo Sarmiento, unas son desazón, otras con esperanzas, podríamos decir, exacerbadas; distintas con pesimismo extremo y quizá otras a la expectativas de pensar en “esperar a ver qué pasa”; porque están hablando de una misma historia que estamos caminando todos los colombianos en relación a las negociaciones de paz que, por algunas signaciones materiales, pareciera se repite exactamente con lo ya vivido y constantemente recordado por la experiencia, esas siganciones aunque materiales nos remiten a sensaciones de peligro, temor, desconfianza, pero también de convicciones. 
Otras miradas que se exponen en este libro, nos implican, por ello la disertación sobre las interpretaciones, nos enfrenta a la ambigüedad, no por falta de entendimiento, sino por las tensiones entre la esperanza y la desconfianza, que no son gratuitas, sino que nuevamente se basan en la experiencia y la memoria vivida que trae al pensamiento y a la acción la desazón de certezas con la ilusión de que ya no lo sean. Las vivencias de las realidades que signan y sobre las que distintas autorías hacen elucidaciones sobre las negociaciones, nos hacen volver la mirada hacia decisiones de acción de cierre para ese final que se considera abierto.
Aquí, como maestros nos vamos dando un lugar, las preguntas empiezan a suscitarse: qué hacer para aprender de lo vivido y no perder esa oportunidad de transformar, las distintas voces necesariamente nos llevan a reflexionar sobre lugar que le damos a la memoria experiencial. Esta obra nos invita a asumirla como acontecimiento ético, pero además como categoría didáctica, no para seguir enseñando historias literales (que se repiten), sino simbólicas precisamente para aprender las lecciones y no repetirlas, eso implica tomar la decisión sobre la transformación de imperativos pedagógicos, no solo en las formas, sino y sobre todo en los sentidos.
La trasformación de esos imperativos, por lo menos nos sugiere entender que es preciso formarnos y formar para decidir sobre nuestra propia historia y ojalá un día contar otras memorias, dice el profesor Miguel Ángel Beltrán -uno de los autores-, pues hemos delegado nuestra historicidad y nuestra memoria a la institucionalidad y nos hemos olvidado que por ser sujetos históricos y políticos, las colectividades, las identidades, las acciones sociales que asumen como actos pedagógicos los principios éticos de la resistencia y la dignidad pueden transitar sus historias de manera distinta, lo que implica que pueden narrar sus memorias también de manera distinta.
Estos 20 relatos, retomando a Eric Hobsbawm, desarrollan, reconstruyen y traer a la memoria, distintas maneras de contar las historias, desde abajo, no solo para referenciar, sino para ilustrar vivencias otras, mostrando mundos sensibles local, regional y particularmente, en lo que ha sido y en realidades presentes del aquí y en el ahora; las voces que narran este libro colectivamente, permiten entender que el buen vivir depende en mucho, de que entendamos que la paz es un derecho que no depende de negociaciones, de las partes en la negoción, sino que es patrimonio exigible de una sociedad que se supone moderna, compleja y democrática, es por ello que no se puede hacer oídos sordo a la convocatoria para apropiarnos de las negociaciones, del proceso, de la historia de procesos y negociaciones y de las memorias de frustraciones, dolores de ellos precisamente, para no volver a vivirlos.
 La obra nos invita a buscar las verdades experienciales que confronten las “certezas” impuestas por quienes han ejercido la fuerza para posicionarse como narradores únicos. El poner a conversar 20 relatos, como lectores nos posiciona como lectores emocional, política, histórica y éticamente, pues al asumir que hay principios innegociables, que hay procesos que por más óbices que tengan, cuando se tiene la razón lógica y ética, aunque quieran cerrarse por el modelo despótico, se abren a la historia y la memoria de quienes saben que la fuerza está en la vehemencia, el poder en la razón, la convicción en la ternura de los pueblos y la esperanza en la acción cotidiana. Que ser radical, no implica ser violento ni sordo a otras convicciones. Algunos de los autores y autoras del libro son maestros, entonces es posible transitar pedagógicamente a Otras historias, contar Otras memorias y posibilitar Otras existencias, esa es la grandeza de ser lo que somos, de darnos un lugar en el mundo y en diálogo con Levinas, entender que ese lugar es con Otros, con esos a quienes ni siquiera les hemos visto el rostro, pero que nos importan porque hacen parte de nuestra experiencia existencial.
Final abierto: 20 miradas críticas sobre las negociaciones con las insurgencias (2010-2018)nos habla, nos dibuja distintos rostros de generaciones que, desde su dolor, están dispuestas a enseñar lo que implica seguir sumidos en el principio de la eliminación, y a la vez nos invitan a asumir la responsabilidad de formarnos para no seguir haciéndolo, es decir, nos convida a pensar en alteridad. Cada relato pone de manifiesto, en clave de resistencia- ética, el no competir ciudadanamente sino construir en conjunto el sentido de lo humano; no ser hábiles individualmente, sino habilidosos para tejer comunidad; no ser aptos para el desempeño, sino capaces de responsabilizarnos de nuestro quehacer; no ser olvido sino memoria de nuestra existencia, para que las próximas generaciones puedan decir que: haber aprendido de la guerra por siete décadas, nos ha dado la suficiente experiencia de dolor, para decidirnos a no volver a vivir lo vivido. 
Por eso la importancia de estas 20 miradas, porque son memoria viva y experiencial sobre una realidad que hoy nos convoca a todos sobre lo que estamos viviendo como país, sociedad y cultura. Porque la memoria como acontecimiento ético-pedagógico no es recuerdo sino vivencia; no se hace memoria para la retaliación sino para la reconstrucción; no se evoca para el odio sino para la lección; no es icónica, sino simbólica, por eso nos deja lecciones; sensibilizarnos frente a estas 20 voces no es para ser conmiserativos, sino para ser responsables con la historia de nosotros mismos, con la de los otros y con la de Nos- otros. Por eso la importancia de escuchar memorias recientes, en diálogo con una historia de larga duración que ha sido consignada por vente voces a pesar de la persecución al pensamiento crítico, a la acción política, a las formas de resistencia y a las editoriales alternativas que siguen como La Fogata[1]alimentando el fuego para seguir abrigando la esperanza activa y posicionada. 


[1]En mayo de 2018, la Fiscalía General de La Nación, como prueba implicadora de subversión, el que una persona “adoctrine” niños por invitarlos a leer cartillas editadas por La Fogata.  

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