Avances de investigación
Aquellos niños que yo también fui
La escuela ha sido casi siempre un lugar hostil para los sujetos gais. Habitar la escuela siendo gay ha significado estar bajo una constante amenaza y una sensación de castigo. Sin embargo, lo cierto es que la escuela, a pesar de su decidido trabajo para que no sea así, ha sido habitada una y otra vez por cuerpos que no son reconocidos como legítimos, cuyas prácticas y deseos son inconcebibles y percibidos como incoherentes frente a la norma que exige la existencia plena y pública de la heterosexualidad como régimen de regulación del género. Por eso, de estas premisas ha nacido “Aquellos niños que yo también fui. Vínculos y resistencias de los sujetos gais en la escuela”, un trabajo de investigación para la Maestría en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional, el cual se ha concentrado en entender que los cuerpos gais, aún bajo estas circunstancias adversas, han desarrollado encuentros, sensibilidades, reconocimientos de espacios y luchas constantes con la homofobia y las masculinidades hegemónicas. Experiencias estas que han sustentado la formación de culturas políticas sobre el ser y el estar en la escuela, en cuanto ha sido la misma escuela un espacio fundamental en la que los sujetos gais aprenden a estar en el mundo, bajo amenazas y castigos constantes, pero también desde la creación y concreción de vínculos con los otros. Por eso, este trabajo de maestría se sustentó en la pregunta/problema: ¿qué vínculos escolares han generado los sujetos gais durante su paso por la escuela?
Para entender las formas que toman estos vínculos, se ha comprendido, en primer lugar, a la escuela como un lugar de encuentro entre generaciones, tal como lo hace Bárcena (2012), en el que unas generaciones mayores legan una herencia cultural a otras recién llegadas; en segundo lugar, se han tenido en cuenta los postulados de Butler (2012, 2013) sobre la (in)inteligibilidad de los cuerpos mediante la coherencia y la continuidad de su sexo, género, práctica sexual y deseo y las posibilidades de representabilidad de los sujetos gais por parte de la escuela, de acuerdo con los preceptos de la heterosexualidad obligatoria y de las prácticas performativas que sustentan la identidad de género; en tercer lugar, se han desarrollado los conceptos de presunción de heterosexualidad y masculinidad hegemónica que plantean Epstein & otros (1994, 2000) desde su concepción de la escuela como espacio político; y, por último, las nociones de cuerpo sensible y pedagogía sensible desarrolladas por Planella (2017, 2015) como propuestas para entender a los cuerpos otros y fronterizos desde la escuela.
Todo esto, desde unos principios metodológicos que se basaron en conocer y reconocer las narrativas autobiográficas de diez hombres gais, cuyo paso por la escuela se dio durante la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del XXI en la ciudad de Bucaramanga. Este análisis situado en tiempo y espacio ha permitido posicionar las experiencias humanas como contextuales y, al mismo tiempo, ubicar los análisis realizados en este proyecto como derivados de las representaciones y los significados de las vivencias personales, en cuanto procesos de subjetivación y de creación de culturas políticas. Por eso, este trabajo no se ha concentrado en describir hechos históricos desde una linealidad espaciotemporal, sino entender el relato biográfico como la consecuencia de lo individual y lo social, juntos, dentro de espacios que son públicos y privados al tiempo, lo cual configura las relaciones del sujeto con los otros y consigo mismo, que son siempre dialógicas y conflictivas al mismo tiempo, en concordancia con los planteamientos de Arfuch (2002). Pero, también, haber realizado este proyecto centrado en Bucaramanga ha sido una manera de intentar fortalecer los análisis desde las regiones y visibilizar, de alguna manera, las vidas y las experiencias de sujetos que también han sentido y se han acercado a otros cuerpos, en medio de escenarios adversos, pero resistentes, más allá de las dinámicas capitalinas.
A partir de ahí, esta tesis se ha dividido en tres partes, de acuerdo con los objetivos planteados. En primer lugar, para develar los modos en los que los sujetos gais han habitado la escuela desde la segunda mitad del siglo XX en la ciudad de Bucaramanga, se han tenido en cuenta tres aspectos esenciales: 1. el silencio que la escuela guarda frente a la homosexualidad y cómo ese silencio se alía y se alimenta de la homofobia, razón por la que los sujetos gais comprenden desde muy temprano que deben ellos mismos callar sobre lo que son, que deben evitar siempre ser descubiertos y que si lo son podrán recibir un castigo constante sobre sus cuerpos; 2. el cuerpo que es nombrado como afeminado y que sufre directamente el castigo homofóbico de la masculinidad hegemónica, al tiempo que es utilizado por esta para advertir que quien ose mostrar públicamente su homosexualidad, tal como lo hace el sujeto al que se le pone la marca del afeminamiento, va a pasar por lo mismo, proceso en el que los sujetos gais aprenden que no deben ser afeminados o que deben evitar parecerlo para poder habitar la escuela; y 3. que la escuela es un lugar habitado por los sujetos gais, pero no habitable para ellos, en la medida en que es un espacio en donde no se debería estar por ser homosexual, entendiendo esta premisa como la constante advertencia que ha hecho la escuela de que no se puede estar en ella siendo homosexual ni se puede expresar dentro de ella lo que uno es, pero, al mismo tiempo, que ha sido un lugar en donde uno está, a pesar de ser homosexual.
En segundo lugar, para reconocer las construcciones sensibles que, desde lo erótico, lo romántico y la amistad han creado los sujetos gais a partir de sus modos de habitar la escuela, se ha comprendido que los sujetos gais, aun bajo la amenaza constante de la homofobia, han sido cuerpos sensibles que han deseado a otros, que los han mirado, observado, idealizado románticamente, a veces tocado y, claro, sexualizado. Ha sido entender que la homofobia y el silencio escolar no pueden permearlo todo, en buena medida porque ignoran muchas de las formas como los cuerpos gais han aprendido a habitar la escuela y cómo han desarrollado sensibilidades hacia los otros y con los otros. Que las amistades también han sido posibles, por medio de la codificación de palabras, de movimientos, de señas y de espacios. Pero, también, que la presencia de la homofobia ha hecho que los sujetos marcados como afeminados hayan tenido menos probabilidades de interactuar desde lo erótico con aquellos hombres que se erigen como representantes de la masculinidad hegemónica, razón por la que los sujetos gais han aprendido que para poder entrar en ciertos círculos, hacer parte de ciertos grupos y tener acceso a ciertas actividades erotizadas y erotizables deben rechazar u ocultar primero la posibilidad del afeminamiento.
Por último, para ilustrar las relaciones con los otros que han generado los sujetos gais en su paso por la escuela, se ha ahondado en reconocer las estrategias de la homofobia y de la masculinidad hegemónica para hacerse presentes y para legitimarse en los demás, lo cual ha sido fundamental para entender cómo los sujetos gais se han relacionado con los otros, pues aquellos cuerpos que han sido marcados con el afeminamiento se han visto empujados en la escuela a pertenecer a ciertos grupos y, al mismo tiempo, a ser utilizados por algunos sujetos hegemónicos para fortalecer su masculinidad ante los demás, mientras los sujetos gais que no han sido percibidos como afeminados han tenido que aprender a jugar con esta hegemonía masculina, en un proceso que, tanto desde los que han sido marcados como afeminados como desde aquellos que no, ha supuesto constantes procesos de resistencia y de reafirmación de lo que se es. Las relaciones con los otros de los sujetos gais no han sido, por lo tanto, nunca meras formas de dependencia pasivas, sino que han estado sujetas a posibilidades de acción, de creación y de reformulación, en un espacio escolar que ha visto a la heterosexualidad como la única posibilidad del ser sexual de los sujetos, mientras la homosexualidad ha sido sinónimo de lo imposible, no en cuanto negación de su existencia, sino por su no reconocimiento.
Así las cosas, este trabajo de investigación ha comprendido que ser gay en la escuela no ha sido solamente estar supeditado a la homofobia y, por lo tanto, a la discriminación, sino que también ha sido un tiempo de reconocimiento y de reafirmación de lo que uno es, en un proceso que, si bien está mediado por el régimen heterosexual y no es posible vivir fuera de él (incluso no alimentarse de él), no ha significado tampoco ser un títere pasivo de unas condiciones de opresión incólumes e inamovibles. Por el contrario, los sujetos gais han aprendido a generar resistencias dentro de la escuela y han tenido experiencias que, después de todo, se recuerdan con cierta nostalgia y añoranza, razón por la que la escuela no debe entenderse, a pesar de su silencio institucional homofóbico, como una cárcel para los sujetos gais. Además, lo cierto es que los cuerpos gais han estado en la escuela, la han habitado, han generado sensibilidades y relaciones con los otros y, por lo tanto, han creado vínculos en el espacio escolar, en un proceso histórico que continuará existiendo, pues los sujetos gais seguirán yendo a la escuela, seguirán resistiendo y seguirán estando presentes. Por eso, la escuela no solo debe acatar la normatividad estatal sobre la presencia de personas no heterosexuales, tal como las disposiciones gubernamentales y las políticas públicas lo señalan, para suavizar los efectos de la homofobia, sino que, en realidad, debe convertirse en un espacio y en una institución anti-homofóbica, en cuanto, aun cuando desee continuar pareciendo ciega y muda frente a la existencia de estos otros cuerpos fronterizos, ellos continuarán ahí, estarán presentes y seguirán siendo lo que la escuela no quiere que sean.
Bibliografía
Arfuch, L. (2002). El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Bárcena, F. (2012). Entre generaciones. Notas sobre la educación en la filiación del tiempo. En M., Southwll. Entre generaciones. Exploraciones sobre educación, cultura e instituciones. Buenos Aires: Homo Sapiens Editores, 15-47.
Butler, J. (2012). Cuerpos de importan. Sobre los límites materiales y discursivos del “sexo”. Buenos Aires: Paidós.
Butler, J. (2013). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Barcelona: Paidós.
Epstein, D. & Johnson, R. (1994). On the straight and the narrow: the heterosexual presumption, homophobias and schools. En D. Epstein. (ed.). Changelling lesbian and gay inequalities in education. Buckingham (Reino Unido): Open University Press.
Planella, J. (2015). Pedagogías de lo sensible. Cuerpo, cultura y educación. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya.
Planella, J. (2017). Pedagogías sensibles. Sabores y saberes del cuerpo y la educación. Barcelona: Universidad de Barcelona.
* Durante casi cinco años se ha dedicado a estudiar las dinámicas históricas de la existencia de los cuerpos no reconocidos por las normas de género, desde una perspectiva histórica, política y ahora desde la educación. Su última publicación ha sido “Homosexualidad y prensa escrita: Vanguardia Liberal, Bucaramanga (1991 - 2007)” (2018).
* Historiador y candidato a Magíster en Educación por la Universidad Pedagógica Nacional. Directora de la Tesis: Piedad Ortega Valencia Grupo de Investigación Educación y Cultura Política. Línea de Investigación: Pedagogía Crítica y Alteridad.
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