lunes, 9 de agosto de 2021

Avances de investigación 12

 

Avance de la investigación

 

La enseñanza del Latín en Colombia

Fanny Andrea Cifuentes Ortiz

 

Del auge a la desaparición

La enseñanza de cualquier disciplina del conocimiento por lo general ha estado ligada al lenguaje, entendido éste no como lengua sino como facultad mental e innata que posee el hombre; con su ayuda se ha construido formas de comunicación, sistemas de convenciones y se ha consolidado el pensamiento humano. La lengua por su parte, a pesar de la estructura y los mecanismos comunicativos que tiene, a pesar de ser un vehículo potente para transmitir saberes, no se le puede catalogar como un sistema inamovible, ya que se transforma y en ocasiones tiende a la desaparición. Es el caso del Latín, considerado idioma de supremacía[1], sobre todo durante periodos específicos, entre ellos: el auge del imperio romano y en el siglo XVII en El Nuevo Reyno de Granada, tras el descubrimiento y la conquista del Nuevo Mundo.

La historia tiene registro de las diversas invasiones que realizaron en España durante varios siglos, pueblos árabes, romanos, celtas, cartagineses, fenicios, tartessos, entre otros; sus asentamientos, transacciones comerciales, su influencia nómada y los factores geográficos de la península determinaron ciertos rasgos lingüísticos que incidieron en la evolución de unas lenguas que al fusionarse con el Latín, tuvieron estructuras más unificadas y sólidas.

En Centroamérica y América del sur, el Latín aparece en la conquista y en la colonización, aporta a los procesos de alfabetización y evangelización que los frailes misioneros tuvieron a cargo, a través de la instrucción y de la traducción de textos indígenas a la lengua castellana que se imponía. Más tarde, distintas órdenes religiosas y un grupo de humanistas fueron impulsando la instrucción de la gramática latina; primero de manera autodidacta, al aire libre o en recintos privados, luego, en claustros construidos bajo el auspicio de la corona española.

En este ejercicio investigativo, se observa la enseñanza del Latín como práctica regulada y en términos del autor Michel Foucault, controlada por fuerzas que generan unas condiciones para la emergencia de algo, pero en este caso, para el descenso y casi desaparición de una lengua predominante. Es claro que el Latín fue una estructura al servicio del poder eclesial-político y un vehículo para desplegar el saber religioso y el saber científico. Sin embargo, en algún punto de su recorrido, la enseñanza y la práctica oral-escrita decaen, su empleo se limita a sentencias y rudimentos de la gramática; sólo se vislumbrará cierta conservación en el ámbito religioso, en algunas facultades en universidades y en documentos históricos.

Tiempo, espacio y razones

La perspectiva metodológica y conceptual foucaultiana permite plantear una pregunta que orienta esta aproximación arqueológica de la enseñanza del Latín en Colombia, ¿Por qué el Latín dejó de ser un saber escolar?

De acuerdo a la revisión bibliográfica, la instrucción de este saber particular estuvo permeada por diferentes dispositivos e instancias del poder; por la legislación de gobiernos, los mandatos de la corona española, las disposiciones de órdenes eclesiásticas y académicas que contribuyeron a desvanecer la imaginería indígena en América, para dar paso a nuevos conocimientos atravesados por la fe cristiana. Por otro lado, cuando se habla en términos de enseñanza, se ve una disminución y casi desaparición del Latín de los claustros privados y de la instrucción popular.

Por lo tanto, para mostrar y analizar acontecimientos y fuerzas que generaron tal decaimiento del Latín como saber escolar, es importante seleccionar y clasificar los documentos entre la última década del siglo XIX y las dos primeras décadas del siglo XX, estableciendo como punto de partida para la búsqueda, la llegada de la imprenta a Colombia.

Ámbitos y superficies del saber

Para este ejercicio investigativo se tendrán en cuenta algunos elementos de análisis que el autor Michel Foucault ha dispuesto en su extensa obra, especialmente en: La arqueología del saber; Nietzsche, la genealogía, la historia; El sujeto y el poder y Las palabras y las cosas. El tema del saber y las relaciones que éste establece con otras categorías se pueden apreciar en estas obras, hay también en ellas argumentos para entender enunciados iniciales que los documentos arrojan para ir consolidando la propuesta investigativa.

Se establecen pues las siguientes concepciones articuladas con las categorías de Foucault: la dupla Iglesia-monarquía; la pluralidad de la instancia eclesial: autoridad, adiestramiento, adoctrinamiento y organización; los grupos dominantes que intervinieron en la instrucción del Latín; las superficies en donde hizo despliegue la lengua latina; los sujetos que fueron atravesados por este saber-poder; las prácticas y las técnicas para la enseñanza - aprendizaje del Latín. Finalmente, el discurso efectivo de este saber que se fue formando, transformando y luego desvinculando paulatinamente de la instrucción y posteriormente, de la enseñanza.

En primer lugar, la Iglesia católica afianzó lazos con la monarquía española, asistía a los reyes y a otros nobles en proyectos que se emprendían por aquella época, y para una empresa tan monumental y riesgosa como lo fue la conquista del Nuevo Mundo, era imperativo que la Iglesia aportara personas capacitadas para orientar a los pueblos nativos que encontrasen[2].

En segundo lugar, los procesos de aculturación, alfabetización y evangelización tenían internamente aspectos que bien podrían comparárseles con la pluralidad de las instancias del poder que define el autor francés. Se observa en los grupos dominantes, la autoridad e influencia otorgadas no solo por sus altos cargos en la realeza, en las instituciones eclesiásticas y en la academia, sino por su fuerte formación y consagración a la cultura clásica latina[3], percibidas en la oratoria y en discursos escritos donde se hallan marcas de ese amplio saber que supo extenderse por este territorio.

Referenciando a los autores Rivas Sacconi y Vergara y Vergara, el Latín estuvo en manos de conquistadores humanistas[4], religiosos franciscanos, dominicos, jesuitas, entre otros, de licenciados y de otros académicos formados en Europa y en el Nuevo Mundo; de políticos y revolucionarios; de naturalistas que hicieron parte de la Expedición botánica. También se encuentra en superficies predominantes: botánica, medicina, literatura, filosofía, teología y ciencias jurídicas. Todas muy importantes en la instrucción y la formación que se pretendió brindar a una sociedad que se iba tejiendo en el Nuevo Reyno de Granada.

Podría decirse que el encuentro de culturas y lenguas diferentes era inevitable; la historia de los historiadores, al parecer, no incluye con tantos detalles cómo fue la fusión de estas lenguas de supremacía y lenguas aglutinantes5, que se acercaron y asimismo se alejaron, fueron generando pensamientos y comportamientos heterogéneos. En la revisión de textos indígenas, “se ve el efecto de la traducción y en consecuencia, las modificaciones a diferentes ideas, entre ellas, la espiritualidad”[5]. Los misioneros, cronistas y otros escritores que indagaron de una manera más interna los asuntos de estos pueblos, fueron trastocando significados y sentidos de esos pocos textos encontrados. Quizá conscientes o no, eso permitió conservar más la doctrina religiosa católica y el pensamiento extranjero que se imponía.

Para acercar un poco este ejercicio investigativo a lo planteado en La arqueología del saber, la tematización que se realiza con antelación, permite fundamentar la estructura a partir de la clasificación de categorías y elementos que Foucault usó en esta respuesta a la crítica por su obra, Las palabras y las cosas. En la formación de los objetos, la localización de superficies está supeditada a la discontinuidad del discurso que “es otra cosa distinta del lugar al que vienen a depositarse y superponerse, como en una simple superficie de inscripción, unos objetos instaurados de antemano[6]

Por consiguiente, la serie de documentos que contienen enunciados sobre el Latín en diferentes épocas, muestra sus funciones y sus manifestaciones correspondientes a las fuerzas que se iban reuniendo para un mismo fin pero de diferentes modos y condiciones. Por un lado, y en el sentido más religioso, este idioma ha sido visto como vehículo de unidad universal de la Iglesia católica, una de las tantas justificaciones para su expansión y dominio. Sin embargo, en épocas dispares, la intensidad de su objetivo principal, disminuye y se transforma.

En otro sentido, el Latín en superficies científicas y académicas, se vio como producción histórica y estética. El Tomo XLVIII, La Flora de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reyno de Granada[7], dedica más de 100 páginas a la taxonomía de las Asteráceas, cada una con etimología latina, “Bidens segetum, del latín seges segetis: maizal; por el hábito, que recuerda al de las plantas de maíz. Y bidens que deriva de dos términos latinos, bis: dos veces y dens: diente. Se refiere entonces a las cerdas de los aquenios de algunas especies de este género que están formados sólo por dos dientes afilados”[8].

Concluyendo, los ámbitos, las superficies de este saber específico (Latín) y también otros elementos constitutivos de la estructura propuesta por Michel Foucault, son aspectos que permiten tejer los acontecimientos sobrevivientes de las fuerzas y del azar; en otras palabras, es una aproximación a la historia efectiva que transita por la discontinuidad y que va a aquello desconocido o poco mencionado por la historia continua. Es una planteamiento para encontrar el punto de declive del Latín, los acontecimientos y las fuerzas que se conjugaron y ayudaron a este saber escolar a transformarse y disminuir.


[1] DELGADILLO CRIABO, BUENAVENTURA. (Coord.) Historia de la Educación en España y América. Ediciones Morata,

Madrid, 1992 -1994

[2] HERNÁNDEZ DE ALBA, Guillermo. (1969)Documentos para la historia de la educación en Colombia (1540 – 1653),

Tomo I. Bogotá. 1969

[3] RIVAS SACCONI, José Manuel. El latín en Colombia, bosquejo histórico del humanismo colombiano. Instituto

Caro y Cuervo. Bogotá: Librería Voluntad, 1949

[4] Ibídem.

[5] ORJUELA, Héctor. Yurupary, mito, leyenda y epopeya del Vaupés; Bogotá: Instituto Caro y Cuervo. 1983

[6] DELGADILLO CRIABO, BUENAVENTURA. (Coord.) Historia de la Educación en España y América. Ediciones Morata,

Madrid, 1992 -1994 

[7] MUTIS, José Celestino (Promotor y Director de la Expedición Botánica). Tomo XLVIII Flora de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reyno de Granada. (1783 – 1816). Gobierno de España y Gobierno de Colombia. Agencia española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Real Jardín Botánico de Madrid (CSIC) e Instituto de Ciencias Naturales – Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional De Colombia. Ediciones Cultura Hispánica. Madrid. 2009

[8] Ibídem., p. 15

No hay comentarios:

Publicar un comentario