domingo, 12 de diciembre de 2021

Reseñas 14

 

La práctica pedagógica como núcleo de experiencia: Herramienta conceptual para su caracterización - Dora Lilia Marín Díaz

“Práctica pedagógica y formación de maestros”

 

Andrés Felipe Ramírez Ospina[1]

 

La práctica pedagógica es un concepto amplio que ha hecho referencia a aspectos en la formación y evaluación de maestros, las políticas públicas nacionales e internacionales y la condición de experiencia y problematización contemporánea. Esta última, es abordada en el texto a reseñar, escrito por Dora Lilia Marín, doctora en Educación, investigadora del grupo Historia de la Práctica Pedagógica y profesora de la Universidad Pedagógica Nacional.

La práctica pedagógica se puede considerar como elemento central de la educación escolar y ejercicio profesional de los maestros, la cual contiene técnicas y fines que la caracterizan en espacios y tiempos concretos; sin embargo, esta es más que el simple hacer del maestro y la suma de criterios de formación curricular.

Como núcleo de experiencia, la práctica pedagógica es una problematización contemporánea con visibilidad en los discursos educativos, con influencias de orden político y económico, individual y colectivo. Marín, citando a Foucault, menciona que en ella se articulan tres dimensiones fundamentales “las formas de un saber posible”, “las matrices normativas de comportamiento para los individuos” y “los modos de existencia virtuales para sujetos posibles” las cuales permiten afirmar que la práctica pedagógica es una experiencia “particular, histórica, social y culturalmente localizada” Marín (2018).

Desde lo anterior, la autora describe la práctica pedagógica como una matriz de experiencias, donde el ejercicio pedagógico es la cima o resultado de una configuración en las reglas que orientan su experiencia profesional. Esto implica que el maestro es un “sujeto susceptible de ser pensado”, lo que permite analizar cómo se configuró la práctica y cómo se derivan los modos (veridicción, subjetivación, normatización) que la determinan.

De este modo, la dimensión de las formas de veridicción “hace referencia al campo tensional entre el conocimiento y el saber común” (Marín, 2018), en esta dimensión, los saberes establecen tensiones entre los saberes específicos y saberes pedagógicos de los maestros, los primeros se derivan de la formación en disciplinas o áreas presentes en el currículo y los segundos, se argumentan desde la experiencia concreta derivada del ejercicio profesional.

La dimensión referida a las formas de normatización, corresponde al grupo de normas y reglas, Foucault afirma que estas son “en parte tradicionales, en parte nuevas, que se apoyan en tradiciones religiosas, judiciales, pedagógicas, médicas” que limitan o permiten determinados modos de conducta, regulan el comportamiento del maestro (lo aceptable o no) y a los que se vinculan a su práctica. En este aspecto, el derecho y el uso del lenguaje legal han modificado la práctica y la relación pedagógica.

La dimensión de las formas de subjetivación se refiere a “la manera en que los individuos se ven llevados a dar sentido y valor a su conducta, a sus sueños, a sus deberes, a sus placeres, a sus sentimientos y sensaciones” (Foucault, 1986) en la práctica profesional. En esta dimensión los individuos se tornan sujetos de la práctica pedagógica, reconociendo técnicas y tecnologías que definen la relación que cada individuo establece consigo mismo y con los otros, asumiendo el “papel que se le reconoce” (Marín, 2018).

Ahora bien, la posición del maestro en los contextos de la dimensión de las formas de subjetivación ocupa un lugar con cierta autoridad. Debido a la interacción con la formación profesional y la carrera docente, la posición del maestro se redefinió en la de “función docente”. Es así como, reconocer que el maestro ocupa una posición diferente de sujeto en la práctica pedagógica, significa que no es una práctica individual, que se ajusta a condiciones específicas pero que no es independiente de las normativas y las formas de saber en un momento y sociedad determinada. Para Marín “La práctica pedagógica define la experiencia particular de un individuo que se vincule o se torne sujeto de ella”.

Describir la práctica pedagógica supone entonces reconocer la práctica en una relación entre las dimensiones del saber, las matrices normativas y los modos de existencia. Es así como, al realizar su caracterización, la práctica se puede entender como “aquello que los individuos realmente hacen cuando hablan o cuando actúan”, la cual permite a los maestros reconocerse como sujetos de una práctica actualizada por los modos concretos de practicarla, alejándose de las políticas educativas y de los discursos que invisibilizan su saber.

Teniendo en cuenta lo anterior, es posible concluir que la reflexión e investigación en la práctica pedagógica empoderan al maestro como sujeto, posibilitan nuevas formas éticas y políticas de pensar la enseñanza; además, crean espacios de emancipación que si bien, conviven con las políticas educativas, permiten reconocer y expandir los alcances de la práctica profesional docente.

 Referencias

Marín, D. L. (2018) La práctica pedagógica como núcleo de experiencia: Herramienta conceptual para su caracterización. En Barrantes Clavijo, R. Práctica pedagógica y formación de maestros. Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá. Colombia. Págs. 55-64.



[1] Estudiante de la especialización en pedagogía. Texto producido en el marco del seminario de problematización de la práctica pedagógica con el profesor Bernardo Galindo.

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