Leer y escribir
Leer
y escribir como mediaciones para la investigación en
la
esfera de la praxis educativa
José Emilio Díaz Ballén[1]
ésta no pueda prescindir de la continuidad de
la lectura de aquél. Lenguaje y realidad
se vinculan dinámicamente. La comprensión del
texto a ser alcanzada
por su lectura
crítica implica la percepción de relaciones entre el texto
y
el contexto (…) Es en este sentido que la lectura crítica de la realidad,
dándose
en un proceso de alfabetización o no, y asociada, sobre todo
a
ciertas prácticas claramente políticas de movilización y de organización, puede
constituirse
en un instrumento para lo que Gramsci llamaría
acción
contrahegemónica.
Freire,
1982.
Uno de los estudios realizados en Colombia
sobre lectura y escritura en la educación superior estuvo liderado por la
Universidad Javeriana de la Ciudad de Bogotá. Este trabajo colectivo se tituló,
Para qué se lee y se escribe en la universidad colombiana (2012). En
esta investigación participaron 17 universidades de todo el país, en torno a un
gran propósito, esto es, el de caracterizar las prácticas de lectura y
escritura dominantes en la universidad colombiana (Pérez & Rincón 2012).
Entre sus múltiples hallazgos interesa destacar, leer y escribir para
investigar.
En este orden de ideas, emergen dos operaciones epistemológicas en la relación docente-estudiante, a saber. Por una parte, la investigación mostró un interés por la lectura y la escritura orientada a los intereses y búsquedas investigativas que en el campo del saber y en las disciplinas germinan y que los docentes sugieren abordar. Por otra parte, se deja la puerta abierta para interrogar e indagar sobre las relaciones, intenciones y acciones que se entrelazan en coherencia con el tipo de conocimiento que se proyecta alcanzar en una disciplina o espacio académico (Pérez & Rincón 2012).
Otras investigaciones han venido mostrando en sus hallazgos y conclusiones; para comenzar, que los docentes reconocen que los estudiantes en los posgrados llegan con ciertos niveles de dificultades y por lo general, se atribuyen a fallas en el sistema escolar, principalmente, a la instrumentalización de la lectura y la escritura en los niveles de educación que preceden la formación en los pregrados y los posgrados. Continuando, a juicio del autor del presente texto, otra de las falencias del sistema educativo superior es la ausencia de prácticas de lectura y escritura en las disciplinas, siendo esta práctica una de las estrategias de esta enseñanza.
Se adiciona, que es necesario que el profesorado adicione sus propias lecturas y por esta vía, los estudiantes puedan develar las formas discursivas y los problemas propios de las disciplinas en los syllabus que conforman las propuestas en los posgrados. Para cerrar, es relevante que, en todos los procesos formativos en la educación superior, se fortalezca un ambiente activo, creativo y reflexivo de la lectura y de la escritura como herramientas para adentrarse en proyectos de investigación en las diferentes esferas de la praxis humana.
Desde otro punto de vista, interesa para el presente texto intentar comprender y explicar desde la esfera de la praxis educativa, los momentos más relevantes que podrían estar experimentado los estudiantes en los programas de posgrado en relación con la triada, leer, escribir e investigar. En tal sentido, uno de los poemas de Octavio Paz (1914-1998), titulada La Calle, en trece versos nos ofrece una experiencia angustiosa del caminar de un hombre en una calle a oscuras. De esta manera, esta experiencia humana permite una analogía con la experiencia académica en la formación de investigadores e investigadoras en torno a la triada leer, escribir y su correlación con la investigación (Pérez & Rincón 2012).
LA CALLE
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.
Podría afirmarse que la calle representa en este poema la vida misma, por un lado, y por otro, el trasegar de los estudiantes por la lectura y la escritura en los procesos formativos de la educación superior, en particular, en los posgrados. En este sentido, la calle emerge como un escenario de encuentro consigo mismo, con su “propio yo” a sabiendas de que, en la medida en que se interactúa consigo mismo, se abre paso a la otredad y en esta epifanía encuentra su verdadera identidad. Pero, también la calle simboliza la esfera de la vida por donde transita los espacios de la formación universitaria.
De la primera, se puede inferir de los sujetos sus condiciones de posibilidad con las cuales se aproximan a ser parte de la calle; es el momento donde nacen las preguntas, ¿qué escribir?; ¿para qué se escribe?; ¿para quién se escribe? Del mismo modo, las mismas preguntas se repiten, pero, pensando en la lectura. Y, de la segunda, surge una pregunta más compleja, ¿qué tipo de relaciones se pueden encontrar entre los procesos de lectura y de escritura con la formación como investigadoras e investigadores en el programa, énfasis o línea a la que se ingresó?
En este orden de ideas, la oscuridad representa para los iniciados en la formación académica e investigativa, las dificultades con las que el/los estudiantes inician sus procesos. En este sentido, son las tinieblas, los tropiezos y las caídas al enfrentarse a los asuntos académicos que exigen la escritura y la lectura. Es el momento de intervención de los directores o tutores que, a través de las asesorías, revisan y diagnostican en los primeros escritos las ausencias, carencias y fortalezas que se traen desde la esfera de la praxis educativa.
Al mismo tiempo, es volver sobre su propio yo al saberse pletórico de la praxis, pero, se advierte que lo que se escribe y se lee en la escuela está articulado a una cadena que se tapiza de capital humano y se abandona en las buenas intenciones de educar para el futuro a unos sujetos que a diario habitan los centros educativos.
Todo está oscuro y sin salida y doy vueltas y vueltas…, muchas veces, lo oscuro y sin salida en relación con la escritura y la lectura se reduce a la falta de comprensión de los tres componentes de un texto escrito. A sabiendas, el componente sintáctico, el componente semántico y componente pragmático que permiten, por una parte, comprender la relación entre las palabras y los enunciados, la forma y el contenido de las ideas, y así mismo, el contexto en que se escribe y se interpreta, por otra parte.
En resumidas cuentas, la cohesión textual se visibiliza cuando estos tres componentes producen un texto con sentido tanto en su forma como en su significado. Y, en consecuencia, su intención comunicativa sea trasmitida de manera efectiva. De lo contrario, la ausencia de alguno de los tres, termina por desfavorecer el proceso de comprensión del mensaje. No obstante, se resalta que la escritura y la lectura no sólo son normas y técnicas; son básicas para comprender un texto, pero, lo más relevante es que la escritura y la lectura son ejercicios académicos en los cuales se declaran unos posicionamientos epistemológicos, políticos y éticos de acuerdo con Giroux (1992), quien argumenta que “en lugar de formular la alfabetización en función del dominio de unas determinadas técnicas, hemos de ampliar su significado para incluir en él la habilidad de leer críticamente, tanto dentro como fuera de las propias experiencias, y con fuerza conceptual” (p.132).
Y, de igual manera, se necesita propender en todos los niveles educativos desde la perspectiva de Freire (1984) por una “lectura crítica de la realidad, dándose en un proceso de alfabetización o no, y asociada sobre todo a ciertas prácticas claramente políticas de movilización y de organización, puede constituirse en un instrumento de acción contrahegemónica” (p.107).
Se cae, se levanta, escucha a alguien que anda detrás de él, alguien que... tal vez, no sea más que él mismo…y doy vueltas y vueltas en esquinas, estas frases calcan muy bien el caminar por la escritura y la lectura de los estudiantes. Es el constante escribir y leer que a veces entra en reflexión y otras se sumerge en la dispersión y en el tener que volver a reiniciar antes de caer en manos o en técnicas de fabricación de textos que demeritan el verdadero sentir y pensar de quien se atreve a escribir desde la academia. Sin embargo, sin importar cuántas caídas se tiene al lado y caminando en las mismas angustias del tutor o tutora, a veces invisible o silencioso, pero, que anda detrás de él o ella atento de mostrar alternativas para escribir y leer sobre el mundo, las realidades, las disciplinas y ayudando a construir los objetos de estudio que se desea indagar.
Para finalizar, es importante, junto Barthes (2011), interrogarnos por, ¿dónde ubicar la escritura? La escritura se ubica en el espacio que se abre entre la lengua y el estilo, “concebida como la posibilidad de decidir sobre el horizonte discursivo propio, de ejercer una libertad no exenta de condicionamientos, pero imprescindible para afirmar cualquier proyecto literario” (p. 124). En fin, de cuentas la escritura es un acto de conciencia y de responsabilidad que siempre estará bajo la lupa de los límites ideológicos de la época y de la sociedad, que determinan el tipo de escritura.
Referencias
Barthes, R. (2011). El grado cero de
la escritura y nuevos ensayos críticos. México: Siglo XXI.
Freire, P. (1984). La importancia de leer en la escuela – 1ª ed.
16ª (2004). Buenos Aires (Argentina): Siglo Veintiuno Editores.
Giroux, H. (1992) Teoría y Resistencia en
Educación. Argentina, Siglo XXI Editores.
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