sábado, 21 de diciembre de 2019

Ensayos y artículos de reflexión 5

ENSAYO

Sobre la emergencia del maestro
José Manuel Páramo Pérez[1]

1.     INTRODUCCIÓN.
Uno de los temas privilegiados en las discusiones de profesionales dedicados a la educación tiene que ver con el maestro como sujeto de la enseñanza. En este sentido, el ser maestro es una actividad susceptible de analizarse por sus disímiles maneras de ser nombrada. Diferencias que posibilitan la configuración de ciertas disposiciones en las formas de operativizar dicha actividad, las cuales responden a las condiciones de su enunciación, es decir, desde las superficies donde se nombran las funciones del sujeto maestro

En este ensayo se pretende hacer un rastreo acerca de la emergencia de ese ser maestro en la escuela colombiana, para ello se pondrán en tensión algunos aspectos relevantes y si se quiere recurrentes en textos que posibilitan la creación de este documento. Es así como se permite el ingreso de la obra ‘Maestro, escuela y vida cotidiana en Santafé Colonial’ (Martínez, 1999) para rastrear la emergencia del maestro; en lo concerniente a las diferentes nominaciones que se hace de este personaje, ‘el maestro cuadrifonte’ (Bustamante, 2012) ofrece una taxonomía que nos lleva desde el cumplimiento estricto de un deber hasta la estrecha relación con el saber. Así mismo, el capítulo “de la escuela expansiva a la escuela competitiva” (Martínez, 2004) dibuja un panorama de acción desde el contexto político, otorgándole nuevas -o diferentes- funciones a este personaje tan polémico.  

Estos textos se analizarán para encontrar relaciones con la apuesta teórica que nos ofrece el documento ‘oficio del maestro, saber pedagógico y prácticas culturales en Colombia, siglos XIX a XXI’ (2000) y con una cita de la obra ‘Pedagogía católica y escuela activa en Colombia: 1900 – 1935’ (Quiceno, 2004). De esta manera, poder apuntalar una postura personal frente a la emergencia del maestro en Colombia.

2.     EL MAESTRO COMO SUJETO DE LA ENSEÑANZA
Alrededor del oficio del sujeto maestro se han escrito muchas cosas, entre ellas destacan: ese conjunto de enunciados que hacen alusión a ese sujeto encargado de transmitir sus conocimientos y potenciar las habilidades de las personas que tiene a su cargo; por otra parte, existen aquellos discursos que lo exhortan a ser ese ‘mesías’ que gracias a su intervención y caridad, contribuye a atenuar males profesos de la sociedad -el ocio, o atender a las personas desvalidas y/o pobres-; y algunos discursos más recientes donde lo configuran como el responsable de la mala imagen de los procesos educativos -especialmente en la región Latinoamericana.- A continuación se presentan algunas ideas de los textos enunciados para ampliar la discusión alrededor de el maestro como sujeto de la enseñanza.

2.1. Maestro, escuela y vida cotidiana en Santafé colonial
Se podría afirmar que la emergencia del sujeto maestro está estrechamente ligada con la preocupación suscitada por “la intelectualidad santafereña y neogranadina” (Martínez, 1999) de mantener “la estructura social y el orden” (1999, p27) desde la disposición de algunas decisiones de policía que tenían que ver con los “métodos de desarrollo de la calidad de la población y del poder de la nación” (1999, p27). En esta medida, el rol del sujeto maestro empieza a revestirse de importancia en tanto figura pública que cumple con una función social, pues “poniendo particular vigilancia, en que ni los mancebos y aprendices, ni los criados de las casas anden ociosos por las esquinas, sin atender a su trabajo, y muy particularmente, que no se entreguen a los juegos, ni a los trucos” (1999, p31).

Es decir, la emergencia del maestro se propicia desde la necesidad de controlar la actuación de la población caracterizada como plebe, vulgar, ociosa, perezosa y holgazana. Todas ellas, manifestaciones poco decorosas propias de la época colonial. Al igual que al maestro, a la educación se le otorga un estatuto de importancia en la medida de asumirla como la herramienta que posibilitará la felicidad de los pueblos (1999, p35), de ahí que la educación es asumida como una actividad humana encaminada a la salvación de los sujetos. Pero ¿siempre fue así? Al respecto se menciona que “emerge un personaje cuya presencia concita entre curas y burócratas coloniales un profundo rechazo. Son éstos unos sujetos que andan por las estancias pregonando enseñar a leer, escribir y contar.” (1999, p37).

Este rechazo, es lo que posibilita la creación de algunas disposiciones y restricciones para los sujetos que poseían un saber -u oficio susceptible de ser enseñado-. Se plantean entonces acciones de vigilancia y control para aquellos sujetos que se dedicaban a controlar a los sujetos ‘anormales’ de la época. Y la principal crítica que realiza el autor en el tema referente a la emergencia del maestro está relacionada con el tema económico, pues recurrían al oficio de enseñar para asegurar su subsistencia” (1999, p39) convirtiéndose así en los mercaderes del saber. En síntesis, el maestro será el responsable del progreso de la Nación, sin importar si su labor goza de un reconocimiento y de un estatus desde el tema económico -que en los documentos y decretos reales se advertían, pero no así en la cotidianidad-.

2.2. El maestro cuadrifronte
En este texto, Bustamante nos invita a ser una lectura en clave de las relaciones del maestro con el saber. En él, el autor rescata la importancia del conocimiento para esta profesión que ha venido presentando transformaciones con el paso de los años, es así como se puede manifestar que “el dispositivo escolar todavía está organizado -al menos formalmente- en relación con el saber. Y para eso hay maestros; y por eso, si quieren trabajar en la escuela, se les pide acreditar un saber.” (2012, p88)

Este texto puede ser asumido como un ejercicio analítico que invita a la reflexión -al menos de manera personal- sobre las funciones a realizar en la escuela, las formas de nominar el ejercicio del sujeto maestro y las posibles implicaciones políticas, administrativas y en especial, académicas y de conocimiento. En tal medida, es pertinente plantearse el siguiente interrogante ¿qué nominación se ajusta a mi ejercicio profesional? Pues el autor le otorga a este sujeto “la función del maestro en relación con el saber, que es múltiple […] que pone orden, regula el tiempo, alza la voz, llama la atención, cuida al uno y vigila al otro” (2012, p89) del mismo modo lo enuncia como “profesor cuando se es agente de un saber expuesto: para eso, se tiene que tener algo que decir, se tiene que profesar algo […] representa un saber delante de las personas que le han sido encomendadas” (2012, p91). 

Desde la postura del enseñante el maestro es aquel sujeto que muestra “delante de los estudiantes una relación de deseo con el saber, cosa que no garantiza simplemente profesando […] una de las caras del maestro -invención de Platón-; el enseñante. Esta cara lo hace un compilador, un dificultador…, no un ‘facilitador’.” (2012, pp92-93). Finaliza su apuesta teórica diciendo que “otra cara del maestro es la que tiene lugar cuando hace trabajar un saber en reserva” (2012, p93) pues el maestro es aquel que “no lo dice todo, siempre guarda algo, parece esperar la oportunidad para que un saber tenga sentido, gracias a la coyuntura específica, gracias a un interés singular, a un momento oportuno” (2012, p95).

2.3. De la escuela expansiva a la escuela competitiva
La lectura del texto de Martínez (2004) permite analizar los discursos que circulan entorno al ejercicio y las funciones del maestro en la escuela, funciones que se han ido transformando con el paso de los años. Percepción sustentada en clave de las reformas políticas que se han generado en la región. El autor hace un recorrido en el cual las agencias de cooperación internacional y las agencias de financiación internacional plantean estudios acerca del impacto de la educación en América Latina, confiriéndole a los maestros la responsabilidad del fracaso educativo de la región. Del mismo modo, se presenta un desplazamiento en sus funciones, pues pasan de ser aquellos sujetos importantes que ostentaban un conocimiento y se dedicaban a impartirlo por ‘piezas’ de un engranaje político, económico y administrativo que se ha centrado en cuantificar el servicio educativo en detrimento de la adquisición del conocimiento y del desarrollo de la inteligibilidad de los sujetos que interactúan en la escuela (profesor-alumnos). 

Se asume a la escuela como un escenario de preparación de los sujetos para los desafíos y los retos que imponen la sociedad desde los ámbitos económico, tecnológico, social y competitivo. En esta medida, la relación con el saber ya no es el centro de la función educativa; siendo la reproducción de modelos técnicos y operativos las nuevas dinámicas de validación y razón de ser de la escuela en la sociedad. Así pues, “la actual condición del maestro, calificada como la desprofesionalización por los expertos, para pasarla a un estado que lo asimile a las características de un recurso profesional del que interesa sólo su desempeño y capacidad operativa, con lo que se despoja al maestro de su condición de intelectual de la pedagogía y de sujeto de saber y se lo pone a actuar como ‘ayudante de aprendiz’.” (2004, p383)

2.4  Oficio del maestro, saber pedagógico y prácticas culturales en Colombia, siglos XIX a XXI
En este documento se presenta el oficio del maestro desde dos componentes: el saber pedagógico las prácticas culturales. Donde se jerarquiza el rol de este sujeto desde las nominaciones como profesor, docente, educador y pedagogo gracias al “origen epistemológico” y el “origen socio-cultural” (Saldarriaga, 2000, p109). El autor nos presenta un recorrido histórico no convencional -enfoque arqueológico-genealógico-, pues no se interesa por las fechas ni las grandes épocas; por el contrario, presenta un parangón entre tres momentos históricos en clave del oficio del maestro: modos clásico, moderno y contemporáneo y la responsabilidad del sujeto maestro para con la sociedad que se forma en cada época “el hombre será lo que sean sus maestros; la sociedad será lo que sean sus maestros y el ciudadano será lo que sean sus maestros.” (2000, p111) otorgándole así, un rol protagónico al sujeto maestro.

En esta medida se destacan elementos comunes del análisis como hombre, sociedad y ciudadano. Elementos que caracterizar los diferentes tipos de hombres a formar, las características del maestro que adelanta dicho proceso, el empleo de las diferentes pedagogías y los diferentes intereses políticos, económicos y culturales de la época en donde se orienta dicho proceso. 

3.     Conclusión
El maestro puede ser la piedra angular de un debate extenso que ha transitado por los discursos de las diferentes sociedades a lo largo de la historia. Es bien sabido, que este sujeto es un actor importante en el proceso de transmisión de conocimientos, de preparación de las nuevas generaciones para ingresar a las dinámicas sociales, políticas, culturales y económicas del Estado en un momento particular. Pero para que este personaje se pudiese encarnar, debió pasar por una serie de tensiones, de luchas, de prácticas, de relaciones, de nominaciones y de creaciones de nuevos conceptos para validar el rol de este sujeto que realiza una función social.

Al respecto de ello, dice Quiceno “el maestro o educador es el que guía, el que conduce al estudiante a su desarrollo y su perfección” (2004, p100). De allí que aparezcan nuevas enunciaciones tales como: educación, educador y niño. También, socialmente se reconoce el papel prioritario y casi que irremplazable del maestro, pues el educador “es aquel que educa al otro que, por su propia naturaleza, le es imposible educarse así mismo.” (2004, p100). Es entonces el maestro, el profesor o el docente un espacio de agenciamiento de la preparación de los sujetos a su cargo desde un ordenamiento a unas reglas que pueden provenir de múltiples superficies. Materializando así un proyecto de Nación y de Estado. Pero en este trasegar histórico, es fácilmente identificable las debilidades o falta de potencia en su campo de enunciación, pues el juego de fuerzas hace tenue la postura del sujeto maestro, desplazando a un segundo plano su relación con el saber y convirtiéndolo en un engranaje más de ese gran ensamble social que busca perpetuar los discursos imperantes en ciertos momentos de la humanidad.

El sujeto maestro, también puede ser leído como un componente dicotómico desde su función social -relación estudiante/maestro- y desde su relación con el saber -deseo de saber, voluntad de saber- pues debe ‘cumplir’ con ciertas exigencias y disposiciones que emanan desde los discursos políticos, económicos, culturales y sociales que configurar y delimitan sus prácticas profesionales con relación a la institucionalidad y los arreglos académicos establecidos por las disciplinas. Sin embargo, asumiendo las relaciones de poder como un escenario que posibilita la libertad del sujeto (1991), éste puede sujetarse a dichas disposiciones o puede generar resistencia a los modelos imperantes desde su deseo de saber, su relación con el saber y con el conocimiento. En síntesis, el sujeto maestro es quien decide en qué clase de personaje, que tiene relación con un saber y con una función social se convierte y de esa manera se enuncia ante la sociedad. 

Bibliografía 
Foucault, M. (1991). EL Sujeto y el poder. Bogotá. Carpe Diem Ediciones. 1991
Martínez, B. A. (1999). Maestro, escuela y vida cotidiana en Santafé colonial. Bogotá. Sociedad Colombiana de Pedagogía. 1999.
----------- (2004). De la escuela expansiva a la escuela competitiva. Bogotá. Anthropos (págs.366-392) 2004 
Quiceno, C. H. (2004). Pedagogía católica y escuela activa en Colombia, 1900-1935. Bogotá. Cooperativa Editorial Magisterio. 2004 
Revista, Investigación educativa y formación docente. (2000). Oficio del maestro, saber pedagógico y prácticas culturales en Colombia, siglos XIX a XXI. Bogotá. U. del Bosque. N° 5/6 (págs.108-133) 2000.



[1] Estudiante de cuarto semestre (2020-1) de la Maestría en Educación. UPN.

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