Avances de investigación
DISCUSIONES
EPISTEMOLÓGICAS EN LAS CIENCIAS SOCIALES Y SU RELACIÓN
CON LA ESFERA DE LA PRAXIS DE LA EDUCACIÓN
Lina Marcela Lozano Urrego[1]
Indagar por la construcción de conocimiento en
ciencias sociales remite necesariamente a la comprensión epistemológica que ha
sustentado el campo del saber. El concepto de campo es entendido por Bourdieu
(1966) como aquel “sistema conformado por la oposición y agregado de sus
agentes, los cuales están determinados por su lugar – no por sus circunstancias
intrínsecas-, que establece su participación en asuntos culturales” (p. 135).
Así pues, la presente investigación se propone inicialmente, abordar los fundamentos
filosóficos, paradigmas epistemológicos y enunciados que han ido constituyendo
a las ciencias sociales como campo de saber.
Posteriormente, se contempla la aproximación a la esfera de la praxis, comprendida como aquellos lugares históricamente determinados, atravesados por diferencias sociales y múltiples intereses de quienes participan de un intercambio social (Baijtín, 1953, p. 245). En este caso, se plantea el acercamiento a la praxis de la educación con la intención de analizar si los profesores de ciencias sociales escolares en educación básica y media asumen o no, posturas epistemológicas expresadas y/o develadas en su práctica educativa (habitus profesional) -a través de lo que hacen, declaran, escriben, etc.
El proceso investigativo se orienta desde los planteamientos teóricos de Habermas (1968), sociólogo y filósofo alemán, principal representante de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt; y, Zemelman (2011), sociólogo y filósofo chileno quien realizó aportes tanto a la sociología del conocimiento como a la epistemología de la Ciencias Sociales. El presente estudio precisa los elementos conceptuales propuestos por los autores en algunas de sus obras sobre la realidad social, la producción de conocimiento y la importancia de la subjetividad.
Acerca de la aproximación a la epistemología de las ciencias sociales se retoman inicialmente los postulados de Habermas en su obra conocimiento e interés (1968), los cuales reflejan la preocupación por la naturaleza y los límites del saber. El autor señalado puso en evidencia que los conocimientos provienen de necesidades prácticas en contextos determinados, cuestionó el cientifismo que sustituyó la teoría del conocimiento por la teoría de la ciencia, por lo que la ciencia dejó de pensarse desde la filosofía. Sobre esto último, refirió Habermas (1968) “el cientifismo significa la fe de la ciencia en sí misma, o, dicho de otra manera, el convencimiento de que ya no se puede entender la ciencia como una forma de conocimiento posible, sino que debemos identificar el conocimiento con la ciencia” (p. 11).
Habermas (1968) interroga lo que suele entenderse por conocimiento científico como aquel sistema hipotético-deductivo de enunciados del que se derivan consecuencias que luego puedan confirmarse a través de la experiencia, pues para él es ingenuo pensar que el conocimiento describe sin más la realidad. Para él, a pesar de que, las ciencias histórico-hermenéuticas se apartaron del interés por descubrir leyes generales también se guiaron por la comprensión cientificista de las ciencias naturales que busca la descripción teórica de la realidad, en un afán de neutralidad metodológica que separó el conocimiento del interés.
En su crítica al objetivismo, Habermas (1968) enuncia que “la sustitución de la teoría del conocimiento por una teoría de la ciencia se pone de manifiesto cuando el sujeto cognoscente deja de funcionar como sistema referencial” (p. 76). Las ciencias empírico-analíticas metodológicamente pretendieron la separación sujeto – objeto, a pesar de que los enunciados teoréticos siempre son relativos al sistema de referencia en el que cobran sentido, por lo que es evidente la relación que existe entre conocimiento e interés. “La misma metodología que proporciona a la ciencia su certeza, la distancia de los intereses que son las raíces que podrían dar sentido a los conocimientos” (Habermas, 1968, p. 289).
Así pues, según el autor
“Las ciencias empírico-analíticas exploran la realidad
en la medida en que ésta aparece en la esfera funcional de la actividad
instrumental, por esto los enunciados nomológicos sobre este ámbito objetual
apuntan por su propio sentido inmanente a un determinado contexto de
aplicación; aprehenden la realidad con vistas a una manipulación técnica,
posible siempre y en cualquier parte bajo condiciones específicas” (Habermas,
1968, p. 198)
Sobre las ciencias hermenéuticas Habermas (1968) señala que estas
“no alumbran en la realidad
desde un punto de vista trascendental distinto, sino que se dirigen más bien a
la estructura trascendental de las diversas formas fácticas de vida, en cuyo interior
la realidad viene interpretada de forma diversa, según las gramáticas de
la concepción del mundo y de la acción: de ahí que los enunciados
hermenéuticos sobre tales estructuras apunten por su propio sentido inmanente a
su correspondiente contexto de aplicación - aprehenden interpretaciones
de la realidad con vistas a la intersubjetividad posible de un acuerdo
orientador de la acción”. (p. 198)
Acerca de los intereses que orientan unas u otras ciencias, es posible indicar que
“hablamos, pues, de un interés
cognoscitivo técnico o cognoscitivo práctico en la medida en que los contextos
de la acción instrumental y de la acción simbólicamente mediada preforman, a
través de la lógica de la investigación el sentido de los enunciados posibles,
de suerte que en cuanto a que representan conocimientos sólo pueden poseer una
función en esos contextos- son explotados técnicamente o resultan
prácticamente efectivos (Habermas,
1968, p. 198).
Según Habermas (1968), el saber interpretativo de interés práctico no es suficiente para las ciencias sociales, ya que estos saberes están condicionados por la ideología o se encuentran distorsionados por las condiciones económicas, sociales, culturales o políticas. Para identificar y eliminar estas condiciones propone el interés emancipatorio que pertenece a las ciencias críticamente orientadas. Este saber es generado por la autorreflexión que se articula con la formación y conduce metodológicamente a un punto de vista que posibilita la identidad de la razón y la voluntad de la razón que coinciden con la emancipación de las condiciones materiales o intelectuales que impiden la plena realización humana.
Así entonces, los planteamientos teóricos de Habermas (1968) prestan relevancia al conocimiento que abandona el interés practico e instrumental para orientar la acción fundamentada en ideas. Este conocimiento ha de caracterizarse según él por una vocación teórica que brinda un significado ético a la acción. Como puede verse, desde esta postura se cuestiona el enfoque técnico instrumental de las ciencias y se impulsan unas ciencias sociales que involucran la intención práctica del conocimiento con el rigor de la teoría.
Ahora bien, sobre las concepciones epistemológicas de Hugo Zemelman en su obra Pensar epistémico sobre la realidad (2011) es preciso señalar que el autor cuestiona las lógicas de interpretación de la realidad social que desde una visión occidental apropiaron acríticamente teorías europeas para analizar las problemáticas latinoamericanas. Por ello, invita a pensar las realidades de nuestros países respetando las complejidades propias de sus regiones y culturas, recuperando el contexto histórico local, regional y/o continental; lo que constituye un desafío filosófico en el plano epistémico y metodológico.
Zemelman (2011) realiza una crítica a las ciencias y
su sistema clasificatorio pues para él representan la relación pensamiento -
orden de la sociedad moderna, en donde el orden se impone como lógica de
lectura de la realidad que impide ver las cosas de otro modo, facilita la
homogeneización y naturalización de los fenómenos. Para el autor mencionado existen realidades
que “no se agotan simplemente en un razonamiento estrictamente sometido a las
exigencias del principio de determinación y de identidad que permiten las
clasificaciones, y de alguna manera las teorizaciones” (Zemelman, 2011, p 28),
pues según él muchas realidades emergentes no pueden ser objetos, no se
prolongan en el tiempo y al ser coyunturales no se someten a esos principios.
Por tanto, la realidad social ha de reconceptualizarse “como espacios de sentido, espacios de despliegue del sujeto” (Zemelman, 2011, p 29), sujetos quienes desde lo individual y colectivo construyen realidades. Comprender la realidad de esta manera, implica reconocer que el conocimiento de una realidad compleja y cambiante significa a su vez, crear alternativas de posibilidad desde la “conciencia histórica” como premisa.
Aunque Zemelman se aparta de la noción de totalidad, retoma el concepto de coyuntura para describir el desarrollo histórico como un proceso, como una secuencia de coyunturas que dinamizan la estructura. De esta manera, los procesos de cambio en las sociedades complejas tienen que redefinirse desde las coyunturas, desde los escenarios micro sociales y los pequeños cambios, “cambios desde lo concreto de la vida cotidiana, cambios en el ámbito de los grupos primarios, en espacios relativamente delimitados, pero siempre y cuando no se pierdan en la contingencia de su localidad o de su región, sino que tengan una perspectiva global”. (Zemelman, 2011, p. 46).
A modo de diálogo entre las dos perspectivas teóricas mencionadas, es posible mencionar que tanto Habermas (1968) como Zemelman (2011) han realizado diferentes contribuciones al campo de la epistemología desde un enfoque hermenéutico y crítico resaltando la importancia de la interpretación y el diálogo en la producción del conocimiento. Ambos autores se interesan por un conocimiento emancipador y por la liberación de las condiciones de dominación a partir de la partición activa de los sujetos sociales. No obstante, puede observarse que Habermas (1968) privilegia la comprensión intersubjetiva y la comunicación, mientras que, Zemelman (2011) puntualiza en la interpretación colectiva y el valor político del conocimiento, como conocimiento que problematiza la relación pasado, presente y futuro.
Como pudo evidenciarse, la investigadora y la
investigación apropian la concepción teórica de Habermas (1968) acerca de los
intereses cognoscitivos y su propuesta de retomar el vínculo conocimiento e
interés (teoría y praxis) que permitiese recuperar la relación entre teoría del
conocimiento y la filosofía. A su vez, defiende
los postulados de Zemelman (2011) quien señala la pertinencia histórica del
conocimiento, es decir, su capacidad para dar cuenta de las particularidades de
los fenómenos como resultado de entenderlos en contextos y momentos complejos,
rescatando la dimensión subjetiva de la realidad, ya que es el sujeto quien
activa las potencialidades que dan dirección al presente construyendo la
historia.
Al respecto, el presente trabajo que se inscribe en el
campo de saber, se propone - como se ha dicho- la comprensión epistemológica
que ha sustentado la configuración de las ciencias sociales a fin de acercarse
a la esfera de la praxis educativa y analizar si los profesores de ciencias
sociales escolares asumen o no, posturas epistemológicas acerca de la
naturaleza del conocimiento y la realidad social en la enseñanza de esta área
escolar.
Por otro lado, sobre las preguntas epistemológicas que orientan la investigación es importante especificar que se comparten los postulados epistemológicos del paradigma socio-critico, se concibe la existencia de una realidad social cambiante y compleja susceptible de ser modificada por múltiples y diversos sujetos quienes le otorgan direccionalidad y sentido. Reconoce además la importancia de la subjetividad en la construcción de conocimiento.
Con respecto a la relación investigador – investigado se piensa una relación horizontal expresada en la participación permanente y activa de los coinvestigadores (profesores de ciencias sociales escolares en la educación básica y media) en el desarrollo del presente estudio.
Por otra parte, sobre la metodología, Bourdieu en El oficio de sociólogo (2008) reflexionó acerca de la necesidad de llevar a cabo una vigilancia epistemológica que permitiese “examinar a las teorías y los métodos en su aplicación para determinar qué hacen con los objetos y qué objetos hacen” (p. 25). Si bien, en el proceso investigativo es importante considerar los instrumentos metodológicos, no puede olvidarse que estos no han de establecerse de manera separada con respecto al objeto de investigación. Esta premisa conduce a ajustar la metodología al objeto de estudio y a los presupuestos epistemológicos de la investigación, y no al contrario, razón por la que la metodología a emplear posee características propias.
Precisamente, se propone entonces una metodología que, centrada en la observación y la reflectividad, permita el acercamiento al contexto socio - cultural de los profesores que enseñan ciencias sociales y a sus posturas epistemológicas expresadas y/o develadas cuando enseñan.
Referencias
Bajtín, M. (1952). El problema de los géneros discursivos. Semiología, 85. Bourdieu, P. (2008). El oficio de sociólogo. Siglo XXI.
Bourdieu, P. (2008). El oficio de sociólogo.
Siglo XXI.
Bourdieu, P. (1966). Campo intelectual y proyecto
creador. En problemas del estructuralismo. México: Siglo XXI, 1975.
Habermas,
J. (1968). Conocimiento e interés. Ciencia y técnica como “ideología”.
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