Leer y escribir
Sandra Guido Guevara[1]
Empezaré por mencionar
la indisoluble relación entre la lectura y la escritura, recuerdo ahora ciertas
frases de cajón que les repetimos a nuestros estudiantes cuando se enfrentan al
complejo reto de avanzar en la escritura académica “quien lee y no escribe
lee dos veces” “tendrás que leer 100 páginas para escribir tres” “nadie escribe
sobre lo que no ha leído.”
Para quienes hemos enseñado a leer y a escribir, cabe anotar que mi primera experiencia laboral estaba relacionada con la enseñanza de la lectura y la escritura a niños sordos. Es claro como esos dos procesos van de la mano, en la medida en la que vamos descifrando códigos alfabéticos a través de la lectura, le vamos dando sentido al mundo, vamos recolectando un material necesario para luego, a través de procesos cognitivos, motores y principalmente lingüísticos podemos expresar gráficamente -a través de la escritura- ese mundo que hemos venido leyendo desde que nacemos.
Pero ¿por qué son cruciales estos aspectos desde la infancia? porque marcarán al lector y al escritor del futuro y esto no quiere decir que quien no cultivó este hábito desde la infancia, luego no pueda hacerlo, pero el engrama de este ejercicio desde los primeros años facilitará el fortalecimiento posterior de estas habilidades.
En segundo lugar, quisiera hablar de la importancia de la lectura y de la escritura. Para ello, me basaré en una entrevista realizada a Jorge Luis Borges. Frente a la lectura dice el escritor “siempre he sido lector de enciclopedias, creo que es uno de los géneros literarios que prefiero porque de algún modo ofrece todo de manera sorprendente. (…) Y como siempre he sido un lector de enciclopedias, reflexioné -esa reflexión es trivial también, pero no importa, para mí fue inspiradora- que las enciclopedias que yo había leído se refieren a nuestro planeta, a los otros, a los diversos idiomas, a sus diversas literaturas, a las diversas filosofías, a los diversos hechos que configuran lo que se llama mundo físico. ¿Por qué no suponer una enciclopedia de un mundo imaginario? Retomo este fragmento para reafirmar la posibilidad de la lectura como aprehensión del mundo, de un mundo complejo y diverso y por qué no, imaginario. Es la lectura la que nos proporcionará elementos para comprender diversas aristas de fenómenos históricos, sociales, culturales y por supuesto educativos, necesarios para hacer más sólidas y fundamentadas nuestras disertaciones académicas.
Vamos ahora a la escritura.
En torno a la escritura
dice Borges en esta entrevista que, basta una palabra para empezar a escribir “(…)
Al
hablar de cómo llego a escribir un cuento mi punto
de partida fue una palabra, una palabra que usamos casi
todos los días sin darnos cuenta de lo misterioso que hay en ella (salvo que
todas las palabras son misteriosas) pensé en la palabra inolvidable, unforgettable en
inglés. Pensé: qué raro sería que hubiera algo que
realmente no pudiéramos olvidar. (…) Ese fue uno de los
primeros cuentos que escribí. Ustedes observarán que esos tres
cuentos de apariencia distinta, Tlön, Uqbar, Orbú Tertius; El ahir y El
libro de arena son esencialmente el mismo: un
objeto mágico intercalado en lo que se llama el mundo real”. Quiero llamar la atención sobre dos
cosas la primera, sobre esa palabra de partida que nos anima a seguir
escribiendo, ese romper el hielo, por no decir el miedo a escribir. Se necesita
a veces solo eso: la primera palabra. La segunda, sobre cómo un escrito, en
este caso un cuento para Borges, es un encuentro de mundos que se interconectan
luego en la lectura de otros, en sus mundos superpuestos y quizá
contradictorios.
Pero se preguntarán los lectores cómo lo mencionado se vincula con la escritura académica que acompañará la vida del maestro y del investigador y que exigirá normas, formatos, códigos culturales del medio universitario, léxicos y registros particulares que llevaremos a informes académicos, artículos, tesis de grado y ensayos, entre otros. Vale la pena preguntarse si se podría llegar a este lugar sin tener consciencia de la inseparable relación entre lectura y escritura, de la importancia de leer el mundo y contarles a otros por escrito nuestras propias interpretaciones y sin perder el miedo a escribir esa primera palabra que nos puede llevar luego a escribir tesis de más de 200 páginas. Quizá solo eso: una primera palabra escrita y un recuerdo de la enciclopedia que nos fascinó por mostrarnos esos otros mundos, serán el primer paso para iniciar el camino y creer en la posibilidad de llegar a movernos como peces en el agua en la escritura de textos académicos.
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