sábado, 21 de diciembre de 2019

Condiciones de publicación 6

Condiciones de los escritos para las distintas secciones


1. Sección de avances de investigación. 
Avances referidos a aspectos teóricos, metodológicos, autor de interés, tema de interés. (No se reciben artículos de investigaciones concluidas por cuanto no tiene el lugar de una revista indexada que si los requiere en su dimensión). 
Aspectos formales: Autor único, condiciones del ensayo: desarrollo de la tesis y bibliografía. 4 cuartillas. Times new roman 12. Espacio sencillo.

2. Sección de ensayo, artículos de reflexión (producto de seminarios temáticos). 
El escrito enviado debe referir el seminario en el marco en el cual se produce. 
Aspectos formales: Autor único, condiciones del ensayo: desarrollo de la tesis y bibliografía. 4 cuartillas. 4 cuartillas. Times new roman 12. Espacio sencillo.

3. Sección de reseñas de libros leídos en la Maestría. Aspectos formales: Escrito-Reseña que dé cuenta de alguna de las lecturas realizadas en el marco de la Maestría. 
Aspectos formales: Autor único y bibliografía. 2 cuartillas. Times new roman 12. Espacio sencillo.

4. Sección de memorias de eventos en los que se haya participado (poster, taller, resumen de ponencia, panel). 
Aspectos formales: Resumen. 2 cuartillas. Times New Roman 12. Espacio sencillo. Se debe incluir datos del evento en mención. Y su formato será en WORD.

El correo institucional en donde se recibirán las contribuciones para el blog es el siguiente: 

cuadernoseesmae@pedagogica.edu.co




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El plagio y su impacto a nivel académico y profesionall

Memorias de eventos académicos 6

Eventos
Se avaló la movilidad internacional de la estudiante Rocío del Pilar Salazar Jaramillo, código 2019190020 de la Especialización en Pedagogía para asistir a “The 7th International Conference on Sutainable Development”, con la ponencia titulada: “Teaching EFL in a rural área through Place Based Education: Expressing place experiences through short poems” a desarrollarse en el Centro Europeo de desarrollo sostenible, en colaboración con la Universidad CIT (Canadian Institute of Technology) Italia-Roma, los días 4 y 5 de septiembre de 2019. 

Se avaló la comisión internacional con erogación de la profesora Andrea Milena Burbano para participar como ponente con el trabajo sobre “La experiencia del caminar en la ciudad” y coordinadora del simposio titulado “El caminar como experiencia de aprendizaje de la ciudad”, en el evento: II Congreso Internacional de Especialidades y Territorios: habitares, riesgo y resiliencia 2019, que se llevó a cabo del 26 al 30 de agosto del año en curso, en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla – BUAP, México. 

Se avaló la comisión internacional con cargo al proyecto CIUP-DPG-493-19 de la profesora Angie Linda Benavides para participar como ponente en el “IV Congreso Internacional Formación de educación y docencia intercultural en América Latina”. El cual se llevó a cabo del 14 al 16 de agosto del presente en el Municipio Nezahualcóyoti, en México, en la Universidad Nacional Autónoma de México – UNAM. 

Se avaló la movilidad nacional con erogación del profesor Alejandro Álvarez para participar en el XIX Congreso Colombiano de Historia organizada por la Asociación Colombiana de Historiadores con la ponencia “Historia de las ciencias sociales escolares: ¿Se necesita la asignatura de historia?”, realizado entre el 1 y el 4 de octubre de 2019 en la ciudad de Armenia. 

Se avaló la movilidad nacional con erogación del profesor Ancízar Narváez Montoya para participar en el IV Encuentro de Asociación Colombiana de Investigadores de Comunicación (ACICOM), con la ponencia “Iconografía y nación en el bicentenario de la independencia”, realizada en la ciudad de Popayán (Cauca) entre el 11 y el 13 de septiembre de 2019, por convenio entre ACICOM y la Corporación Universitaria Unicomfacauca. 

Se avaló la movilidad internacional con erogación de la profesora Claudia Ximena Herrera para asistir primero, al Congreso Internacional Iberoamericano: Influencias Belgas en la Educación en España e Iberoamerica. Salamanca, España entre el 17 y el 19 de octubre de 2019 con la ponencia “Decroly y la Escuela Nueva en Colombia” evento organizado por la Universidad de Salamanca y el grupo Helmanticapaideia, y segundo, atender la invitación que le hizo la Universidad de Valladolid a conocer sus programas de Pregrado y Posgrado en Educación como a pensar Convenios marco y específicos entre las dos universidades entre el 15 y el 23 de octubre de 2019.

Se avaló la movilidad internacional del profesor José Emilio Díaz para participar en el II Seminario Internacional de Políticas en Educación realizada en Joacaba, SC, Brasil el 7 y 8 de octubre de 2019, con la ponencia titulada “Determinantes y configuraciones de actuación del Estado sobre la política educativa en Colombia”. 

Se avaló la movilidad internacional del profesor Dixon Bladimir Olaya para participar en el XII Seminario Internacional políticas de la memoria. Crisis del presente y disputas por la memoria, del 3 al 5 de octubre de 2019, con la ponencia titulada “Imágenes residuos: metáforas visuales de la presencia del pasado”. 

Se avaló la movilidad académica del profesor Ramón Adell Argilés, con número de pasaporte AAF700679, visitante internacional quién asistió al “Seminario nacional: 15 años de movilizaciones sociales por la educación en Colombia. (2003-2018). Trayectorias y alcances políticos”. Se avaló la movilidad internacional de la profesora Sandra Patricia Guido para participar en el "II Colóquio-Workshop Representações de africanos e pessoas de descendência africana nos manuais escolares”, realizado entre los días 21 a 26 de octubre 2019 en la UNILAB, Campus de Salvador-Bahia/Brasil, con la ponencia “Pedagogías interculturales y prácticas pedagógicas” en la mesa denominada “Educación y decolonización de los saberes” en octubre del 2019.

Ensayos y artículos de reflexión 6

Ensayo
Interés, Sujeto e Individuación: Esbozos desde el poder Psiquiátrico a la “Gubernamentalidad”

William Yesid. Garzón T.[1]

El escrito aborda, de manera central, el concepto de interés que Foucault emplea en relación con el concepto de racionalidad y naturaleza al analizar los cambios operados en su empleo e interpretación en el ámbito jurídico penal, así como las correspondientes funciones que cumple en su conexión con el desarrollo de la psiquiatría y el dominio de la anomalía para desembocar en el interrogante ¿No estamos frente a un retorno de algunos elementos de soberanía en el que las relaciones de poder pasan por encima de la individualidad, pero cuyo deseo se encarna por debajo de la singularidad somática? 

Cuerpo-razón

En Los anormales (An.) el interés es un concepto planteado en una dualidad (ambigüedad)  estético-racional: por un lado, se trata de un deseo del sujeto de la acción, un móvil no racional y estético; por otra, se entiende como un objetivo racionalmente determinado por el mismo sujeto de la acción; pero asimismo es entendido como principio de inteligibilidad de la acción, sin referencia al deseo o razón del sujeto, sino a las relaciones entre el crimen y sus condiciones de aparición, que a su vez opera como:

«unidad de medida entre el crimen y el castigo». «ese soporte natural del crimen, esa razón de ser del crimen». (A, p, 89).

«la cuestión que se planteará será, en cierto modo, la de la mecánica y el juego de los intereses que pudieron hacer criminal a quien hoy está acusado[…] Lo que se planteará, por tanto, no es el entorno del crimen y ni siquiera la intensión del sujeto, sino la racionalidad inmanente  en la conducta criminal, su inteligibilidad natural[…]el crimen es ahora lo que  tiene una naturaleza[…] y el criminal  es un ser natural caracterizado, en el plano mismo de su naturaleza, por su criminalidad» (An, 90).

A este elemento natural del crimen, y no al crimen particular, es a lo que el castigo debe «neutralizar» mediante la «oposición», poniendo en juego un interés semejante, análogo, aunque un poco más fuerte que el que sirvió de soporte al mismo crimen (An, p, 90). Principio de economía que, aunque frente a la atrocidad sobrecargada de la arbitrariedad soberana ahorra energías, seguirá siendo exigida de manera externa por ese interés. El interés del crimen es opuesto al interés de todos, par de racionalidades que no logan integrase de manera no contradictoria, sino en oposición en cuanto la naturaleza del crimen es interpretada desde el contrato social en que lo natural al interés es entender la conveniencia de aceptar el pacto social, pero lo natural monstruoso del crimen consiste en atentar contra este pacto. 

Esta aparente contradicción parece un sofisma, pues una cosa es el interés (deseo -intencionalidad) del sujeto (lobo) racional, y otra el interés del crimen, que es su explicación en cuanto fenómeno natural, cuyo soporte no es la intencionalidad del sujeto, sino su naturaleza criminal.  El primero racionalmente acepta el pacto por conveniencia, el segundo atenta contra este. En este apartado (Clase del 29 de Enero de 1975; p, 91) se mezclan, de manera problemática, estos dos sentidos de interés en relación opuesta con el contrato social. Eso está dado a partir de la seudo identificación, o mejor, ambigüedad, entre racionalidad naturaleza como interés. ¿Qué ocurre acá? Porque si es posible la oposición entre naturaleza y ley, y a aquella se califica como ciega, es porque se distingue entre naturaleza y racionalidad (luz). Distinción no excluyente. Solo que se presupone que la naturaleza debe ser racional, y si no lo es, es anormal. Esta es la posibilidad lógica de calificar la naturaleza criminal de natura contra natura, es decir, de monstruo (An p, 91) ligado a una naturaleza irracional, bestial, que no reconoce lo racional de la ley, de su necesidad para el despliegue y consecución, en sociedad, de su interés (subjetivo).

En este lugar (Los Anormales) se caracteriza el primer monstruo, el político, al tiempo que parece esbozarse la posibilidad o la sospecha sobre lo que da fundamento al pacto social: no solo la promesa de que, al pactar, el interés egoísta del sujeto tiene posibilidad de llevarse a cabo, en todo caso, más posibilidades que por fuera del pacto, sino que, además, parece suponer que por fuera del pacto es imposible llevarse a cabo, por eso la asignación de irracionalidad y contradicción al interés del crimen.

Nótese, sin embargo, que la racionalidad de la que se habla es la intencionalidad del sujeto, su aceptación del pacto está motivada por la racionalización en el sujeto sobre las probabilidades de su deseo. Hay un deseo en un sujeto racional; racionalidad instrumental al servicio del deseo. (sujeto como unidad integradora de naturaleza (cuerpo-deseo) y razón?

La teoría contractualista le supone a la naturaleza una racionalidad propia, y hace a su vez de dicha asociación la norma, frente a la cual los dispositivos deben corregir lo que no responda o contenga este tipo de racionalidad, adecuarlo a una norma naturalizada (racional). Esto es lo que Foucault, en Seguridad, Territorio (STP.), Población nomina «normación» (característico de las tecnologías disciplinarias) para referirse a a una cronología especifica en la que en primer lugar se plantea el «modelo óptimo» construido «en función» de un resultado determinado y luego, en segundo lugar, intentar que la conducta de la gente, sus gestos y actos, se «ajusten» a ese modelo, siendo calificado como normal lo que se ajusta a dicha norma (modelo) y de anormal, lo que no lo hace (STP, p, 75). 
«La norma tiene un carácter primariamente prescriptivo y la determinación y el señalamiento de lo normal y lo anormal resultan posibles con respecto a esa norma postulada[..] A causa de ese carácter primario de la norma en relación con lo normal […] me gustaría decir […]que se trata más de una normación que de una normalización» (Idem. p, 76).

Este tiene relación con el efecto de individuación propio del aparato disciplinar, su función sujeto: «la disciplina es la técnica de poder por la cual la función sujeto se superpone y se ajusta exactamente a la singularidad somática» (El Poder Psiquiátrico, p, 77 ). De esta manera describe Foucault el carácter individualizante del poder disciplinario, resumiendo dicha mecánica disciplinar:

«por intermedio de un sistema de vigilancia y escritura o un sistema de panoptismo pangráfico que proyecta por detrás de la singularidad somática, como su prolongación o su comienzo, un núcleo de virtualidades, una psique, y establece, además, la norma como principio de partición y la normalización [3 años después “normación”] como prescripción universal para todos esos individuos así constituidos» (Idem.)

Cuerpo-instinto
En las clases del 19 y 26 de febrero de 1975, en su distinción entre el cuerpo de la bruja y el cuerpo del poseso, se muestra el tránsito desde de esta unidad sujeto-razón, subyacente al contrato, hacia la constitución del concepto de la carne en el ámbito de la confesión penitente y su «entrampe» por el cuerpo del poseso en el que lo contractual no tiene sentido, pues no es a nivel intencional que se interpreta el interés, o lo racional.  En la posesa no se trata de una aceptación contractual racional, sino estético corporal. 

Lo anterior es importante porque frente al concepto de convulsión que emerge contra el cuerpo del poseso, señala Foucault que la iglesia trata de distanciarse de este cuerpo remitiéndolo al ámbito de la medicina, en la cual se va a recibir con toda la carga de culpabilidad y descalificación del discurso penitencial. Carga que va a tener su historia médica cuando la psiquiatría deba responder por la racionalidad del crimen entendida como «soporte natural» de este. Término médico jurídico que apela a una nueva unidad del sujeto: la conducta del sujeto no se remite a su intencionalidad sino al concepto de carne que cubre la corporalidad cristiana. El cuerpo tiene una naturaleza cárnica que, mediante el estudio y patologización de la convulsión posesa, por un lado, así como de la masturbación, por otro, va a desembocar en la temática del instinto. En este escenario nuevo la racionalidad del crimen va a apelar no a la razón del sujeto sino a su carácter cárnico-instintual, siendo esta la nueva unidad a partir de la cual analizar lo racional y el interés del crimen, pues la nueva unidad individual a la que se refiere es a la de cuerpo-instinto.
En este caso, por tanto, ya la naturaleza anómala no es entendida como contra natura, ni se opone a un contrato social, sino que va a ser pensada como un estado natural con una racionalidad propia al interior de un conjunto de fuerzas con las cuales debe estar en equilibrio. Conceptos a los cuales les corresponde una unidad de la locura, pues si un síntoma de locura cualquiera tiene su foco en una unidad instintual desequilibrada, se deduce que la locura abarca la totalidad del individuo. Y con esto, en cuanto el instinto está ligado a lo convulsivo, a lo impredecible e irregular, surge la unidad sujeto-instinto como lo peligroso, categoría ante la cual se ponen en acción instituciones administrativas, médicas y políticas. En lo cual es interesante mirar la manera en que la familia cumple varias funciones operativas:

Ya en El Poder Psiquiátrico (PP) la familia constituye un foco residual del poder de la soberanía concentrado y potenciado cuya función es operar como bisagra que permite articular un poder soberano sobre el individuo niño-adolescente, necesario para asegurar su inserción en el engranaje de la tecnología disciplinaria. La familia se instrumentaliza en función del poder disciplinar, «punto cero donde los diferentes sistemas disciplinarios se enganchan entre sí» (PP, p, 105); permite al poder disciplinar llegar hasta la intimidad  de la singularidad somática e individualizarla, «microcasa de salud que controla la normalidad o la anomalía del cuerpo y el alma» (PP, p, 143 ).

En Los Anormales, la familia es además un concepto al cual se ligan obligaciones de sentimientos y conductas morales, deber ser y actuar en cuanto regularidad y normas, a partir de las cuales se establece lo regular y contra lo cual surge y se analiza lo anormal (An, p, 152). Así como en lo administrativo y lo político existe un orden y unas continuidades y regularidades, en lo familiar también, por ello, «la distancia con respecto a la norma de conducta y a la inmersión de lo automático», esto es, del instinto, son las dos variables que Foucault data en la década de 1850 como las que permiten inscribir la conducta en el registro de la enfermedad mental. Aunque no solo en la familia se suponen estas normas y regularidades, es a partir de este grupo que se apoya la actividad psiquiátrica y su legitimación administrativa en cuanto es el primer y más afectado grupo por la acción patológica del anormal, y la que más expuesta a los peligros se presenta.
El peligro de esa unidad cuerpo-instinto es ahora el interés que la psiquiatría, en cuanto higiene pública debe combatir, mitigar o controlar. Nótese que es un peligro al que se asigna una naturaleza individual, a cuya existencia la administración del orden establecido responde mediante órdenes de aprensión con los nombres y apellidos de los cuerpos-instinto determinados.

Se trata en segundo término de conductas interpretadas a partir de fondos de lectura administrativos, familiares y políticos que operan como la norma, frente a la cual la anomalía de la unidad cuerpo-instinto debería encajar, y a la que se le exige y corrige a fin de que, mediante diversos y continuos procedimientos de corrección, su conducta se regularice. Es lo que más tarde Foucault llama «normación»: existencia de una norma de conducta, sea al interior de una institución familiar, política o médica, independiente de la unidad cuerpo-razón o cuerpo-instinto, y en que la conducta de esta unidad debe corresponder a aquella. Este tipo de normación lo describe como característica del procedimiento disciplinario. Aunque en el curso de 1975 no utiliza dicha palabra, sino que explícitamente dice normalización, en 1978 hace la diferenciación de manera explícita, acuñando el término normalización para los dispositivos propios de las técnicas de seguridad, a lo cual me gustaría referirme por cuanto es algo que ya estaba, in nuce, en los anormales cuando Foucault analiza el tipo de consentimiento contractual de las brujas y lo distingue del consentimiento en las religiosas posesas:

Cuerpo-población 
A la luz de las propias palabras del autor durante su clase del 26 de enero de 1978, debemos leer normación en vez de normalización, pues este proceso apela a algo diferente a lo característico de la disciplina; se trata de algo que, aunque se apoya en lo que la función psi logra imponer como deseo en el cuerpo, el contemporáneo sistema de gobierno no apela a la unidad del deseo particular del individuo, sino a la regularidad que en su multiplicidad se puede establecer.

El 26 de Febrero de 1975 observa que frente a la unidad intencional del contrato se da un tipo de consentimiento relacionado con un «juego de pequeños placeres, de sensaciones imperceptibles, de minúsculos consentimientos, de una especie de pequeña complacencia permanente» (An., p, 196) en donde se «enredan» y «retuercen», uno en el otro, «voluntad y placer», juego cuyo resultado deriva en la producción de un «engaño».

En Seguridad territorio Población el interés es un rasgo determinado a dos niveles: estético individual, pues es a nivel del deseo que se habla del interés del individuo; pero asimismo es un rasgo no individual, estadísticamente determinado, regularizado, es el interés de una población, que puede ser conducido como regularidad natural estadísticamente determinada.

A nivel individual se retoma el deseo del individuo, pero ya no junto a una razón instrumental del sujeto al servicio de su deseo; este nuevo sujeto o nueva unidad es cuerpo-deseo ligado al concepto de carne de la penitencia, pero al cual ya no se opone nada. Solo se le quiere administrar. Por tanto, su novedad también radica en que a este interés individual no se opondrá un interés igual o mayor para contenerlo, al contrario, se le dejará hacer, pues es la condición de existencia de una regularidad poblacional en cuanto racionalización del deseo en su tendencia general. Estadísticamente determina regularidades y da pie a un nuevo juego, en el que el deseo, «a la vez espontáneo y regulado», permite la «producción de un interés […]algo que es interesante para la propia población» (STP, p, 96).

Sin embargo, esta producción del interés que al ser resultado de una administración mediante dispositivos y mecánicas resulta artificial, tiene su base en una naturaleza descubierta al cuantificar el interés personal en una masa estadística de datos que muestra las regularidades que se dan de manera continua al tomar todos los intereses individuales, que en un primer nivel aparecen espontáneos, singulares e impredecibles, pero que en el nivel estadístico se logra establecer su tendencia y regularidad.

En este punto se observa la inversión desde los inicios de la psiquiatría de la natura individual contra natura del «primer monstruo» que se opone a sus leyes, a una irregularidad individual que se relaciona con un equilibrio general en cuanto regularidad natural, y con esto, normal. A diferencia de la normación que remite a la obligación en el cumplimiento de las normas ordenadas institucionalmente, este proceso de normalización no atiende a la obligación, por cuanto lo normal se refiere a aquello que se cumple de manera natural, a aquella curva estadística que se muestra. Aunque pueda verse que algunos individuos se desvían de esa curva general, ya están dentro del equilibrio de lo normal; constituyen parte del equilibrio como tal, al ser el equilibrio, la regularidad o interés mismo, el resultado de un cálculo en el que aquellos ya han sido contabilizados. En este caso y a diferencia de la normación, «Lo normal es lo primero y la norma se deduce de él, o se fija y cumple su papel operativo a partir del estudio de las normalidades» (STP, p, 84). 

Foucault lo presenta de una manera extraordinariamente detallada, cosa que por espacio no se puede reconstruir acá. En cambio, lo esquemático de este texto, sus saltos argumentativos y bibliográficos, quieren plantear la cuestión por las nociones de unidad e individualidad que los atraviesa. «Y el individuo, para una disciplina, es mucho más una manera de recortar la multiplicidad que la materia prima a partir de la cual se la construye. La disciplina es un modo de individualización de las multiplicidades […]» (STP, p, 28).

Las 3 unidades que vimos formarse; cuerpo-razón, cuerpo-instinto, cuerpo-deseo, son el producto de procesos de unificación cuya obviedad no es tanta si se reconoce el esfuerzo de Foucault contra el sujeto moderno entendido como unidad epistémica originaria. El recorrido por estas 3 unidades dualistas muestra lo común en su primer término (cuerpo), eje fundamental sobre el que operan los procesos constitutivos de lo individual y lo subjetivo, esto es, apela a un proceso en el que el cuerpo es, en cuanto punto de partida, multiplicidad, y esto quiere decir, una multiplicidad somática leída en su organización corporal como «singularidad somática», que con posteridad va a ser objeto o escenario de una individualización, de un «recorte» sistemático» de dicha multiplicidad, por una función, la «función sujeto», consistente en una «proyección» virtual de la psique en el cuerpo.
«La función sujeto se ajusta exactamente a la singularidad somática: el cuerpo, sus gestos, su lugar, su desplazamientos, su fuerza, el tiempo de su vida, sus discursos, sobre todo eso se aplica y se ejerce la función sujeto del poder disciplinario […]. En una palabra, podemos decir que el poder disciplinario – y esta es sin duda su característica fundamental– fabrica cuerpos sujetos, fija con toda exactitud la función sujeto al cuerpo» (PP, p, 77)

Conclusiones
Las unidades mencionadas son el efecto de ese tipo de proceso individualizador, unificador. Recuérdese la manera en que la carne es fijada en el cuerpo durante la acción penitencial, «identificación del cuerpo y la carne», incorporación de la carne en el cuerpo a partir del juego entre placer y deseo «en el espacio del cuerpo» (An., p, 185), a partir del cual la psiquiatría sujetó el cuerpo a la naturaleza instintual, lo que califica Foucault como el elemento central en la organización de la anomalía (An., p, 186).  Al mismo tiempo «constatamos la aparición de la función psi, la función psiquiátrica, psicopatológica […] entendida como «el discurso y la introducción de todos los esquemas de individualización, normalización y sujeción de los individuos dentro de los sistemas disciplinarios» (PP, p, 111). 

Ahora bien, con relación a la primera unidad postulada que puede parecer anacrónica en cuanto Foucault liga lo contractual a lo soberano en su contraste con lo disciplinar… A pesar de que Foucault analiza el contrato siguiendo la historia de la filosofía política moderna, esto es, entender el contrato en relación con el poder soberano, en cuanto su mito legitimador, y lo contrapone al disciplinar. Y además, establece la diferencia entre el poder soberano como aquel en el que solo hay un individuo, el rey, y el disciplinar, en el que aparece la función psi, como poder individualizante, en la teoría contractualista se puede sospechar ya la función sujeto, esto sería, la fijación del carácter «racional» a la singularidad somática, necesaria para justificar la existencia de individuos, de unidades racionales que aceptan obedecer al soberano. Pero esto ya es la justificación del soberano para un pensamiento postsoberanía, y la teoría del contrato social es esto, pensamiento postsoberano, pues para el pensamiento soberanista propiamente dicho el soberano no necesita justificarse. De hecho, en el poder soberano ni siquiera hay individuos ante los cuales pueda ni deba hacerlo:
«la relación de soberanía es una relación en la cual el elemento-sujeto no es tanto –e incluso puede decirse que no es casi nunca, un individuo, un cuerpo individual. La relación de soberanía no se aplica a una singularidad somática sino a multiplicidades que, de alguna forma, están por encima de la individualidad corporal: a familias, usuarios o, al contrario, a fragmentos, aspectos de la individualidad, de la singularidad somática […] En otras palabras, lo que llamaré la función sujeto se desplaza y circula por encima y por debajo de la singularidades somáticas» (PP, p, 64)

Vemos entonces que función sujeto (concepto amplio) no es exclusiva del poder disciplinar, tiene su función en lo soberano, pero lo que aquí se propone es que ya en el pensamiento contractualista operaría, al hablar de individuos racionales, lo que Foucault considera función sujeto diciplinar: fijar y hacer converger la función sujeto (sujeto-razón) en la singularidad somática, que luego dará lugar a la constitución propiamente de la función Psi (psiquiátrica) que fija el deseo-instinto. La función psi no tiene aplicación en lo soberano. 

Y sin embargo, la tercer unidad es mas compleja de analizar, pues ya no se trata únicamente de una unidad de fijación del deseo a la singularidad somática, además, y esto es lo propio del gobierno, se trata de algo que está por encima de la individualidad, la población como multiplicidad somática cuya unidad de medida es abstracta   y ya no concuerda con la singularidad somática. Lo que recuerda parte de la descripción de la función sujeto en el poder soberano. Lo novedoso con respecto a este, es que mientras en la relación de soberanía la «fijación de la función sujeto en un cuerpo determinado solo puede hacerse de una manera discontinua, incidental, ocasional» (PP, p, 64), permitiendo que los cuerpos circulen, se desplacen y huyan (Idem.), las multiplicidades que constituyen una población no tendrán la misma facilidad de huir por cuanto la función Psi ya las ha fijado al deseo, lo que permite al poder gubernamental su continuidad. Una segunda diferencia en torno a la relación de soberanía es que ni la relación disciplinar, ni la gubernamental son individualizadoras «hacia arriba», esto es, hacia el sujeto soberano, pues no hay cuerpo sobre el qué fijar la función sujeto (inmaterialidad del poder); «la disciplina individualiza por abajo, individualiza a aquellos sobre los que recae» (PP, p, 99).

Así, la función que cumple la familia, en cuanto residuo de las relaciones de soberanía, como instrumento del poder disciplinar que permite su continuidad hasta la cama del infante; asimismo el mecanismo individualizador disciplinar asegura, mediante la fijación del deseo (función Psi), la continuidad del gobierno.

El curso Los Anormales plantea un análisis del deseo que va a permitir profundizar en la manera en que la historia de la psiquiatría traza un marco conceptual mediante el que las sociedades occidentales van a atravesar de las formas de dominación del poder soberano a la gubernamentalidad, y la relación fundamental que con este proceso mantiene la historia de la anomalía.

Bibliografía
Foucault, M. (2003) El Poder Psiquiátrico. FCE. México
__________  (2000) Los Anormales. FCE. México.
___________(2014) Seguridad, Territorio, Población. FCE. México.


[1] Estudiante de la Maestría en Educación. UPN. Tercer semestre. Ensayo escrito en el marco Seminario Internacional intensivo Francia-Colombia.

Avances de investigación 6

Avances de investigación

¿Qué contenidos sobre Biodiversidad se deberían contemplar en un currículo para futuros profesores de biología de la Universidad Pedagógica Nacional en el marco del conflicto armado en Colombia?


Ingrid Angélica Arias Santos[1]

 

El presente escrito expone brevemente, a nivel nacional e internacional, algunos argumentos que permiten establecer el planteamiento del problema y la delimitación del objeto de investigación de la tesis de Maestría en Educación “Implicaciones del conflicto armado sobre la biodiversidad en Colombia ¿Cuál es el papel del futuro profesor de Ciencias?” desarrollada en el grupo de investigación Conocimiento Profesional del Profesor de Ciencias, marco del proyecto de investigación “La biodiversidad como problema de conocimiento: Análisis documental sobre las características epistemológicas de la “biodiversidad” e implicaciones para la formación de profesores. Fase II: Dimensión educativa en el ámbito nacional.” (CIUP, DBI 49019). Con esta tesis se pretende proponer algunos contenidos de conocimiento relevantes para el Proyecto Curricular de Licenciatura en Biología de la Universidad Pedagógica Nacional, relacionados con la enseñanza de la biodiversidad y su consecuente pérdida a causa del conflicto armado en Colombia.


Es importante considerar que, a nivel global una de las preocupaciones de la sociedad actual gira en torno al notable detrimento y la significativa pérdida de biodiversidad en nuestro planeta. Un informe presentado por el instituto de investigación Alexander Von Humboldt (Andrade, 2011, p. 496), revela que a lo largo de los últimos 50 años los seres humanos han generado una considerable transformación de los ecosistemas que habitan, además se plantea que el uso desmesurado de los recursos ambientales ha provocado extinciones masivas de especies, llegando incluso a una tasa mil veces superior a la natural (De Vos, Joppa, Gittleman, Stephens y Pimm, 2014). La revista Science (Newbold et al., 2016), revela que más de la mitad de la superficie terrestre (aproximadamente el 58%), en donde se ubica el 71.4% de la población mundial, ha presentado un grado de perturbación tan alarmante que es posible que estos territorios no puedan seguir supliendo las necesidades a futuro de los seres humanos.

Al ubicarnos en el contexto colombiano, puede decirse que, a pesar de pertenecer a uno de los 14 países con mayor diversidad del mundo, existen numerosos factores (directos e indirectos) que han generado una pérdida considerable y sin precedentes de su biodiversidad. Entre los factores directos se encuentran; “políticas de estímulo a la ocupación y uso del territorio, la transformación de hábitats y ecosistemas naturales, la sobreexplotación, la fragmentación de las poblaciones, la deforestación, el consumo de leña, la contaminación, la introducción de especies, la destrucción de humedales y zonas de paramo, desastres Naturales”. (Andrade, 2011, p. 495)

De acuerdo con el informe presentado por el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes, 2015), uno de los factores indirectos que ha contribuido con la perdida de especies (en algunos casos irreversible), está asociada a la incidencia del conflicto armado, que ha dejado a su paso no solo una disminución considerable de especies, sino además ha generado mayores brechas sociales y económicas, alejando día a día a la población que ha sido afectada por este flagelo de alcanzar un desarrollo sostenible, en sus regiones (Conpes, 2015). 

El Departamento Nacional de Planeación (2016) establece que entre los años 1990 y el 2013, tres millones de hectáreas de bosque (el 58%) fueron deforestadas en municipios con mayor incidencia del conflicto, además durante este periodo el 60% de las fuentes hídricas del país fueron potencialmente afectadas por la extracción ilícita de minerales y derrames de petróleo, asimismo los cultivos ilícitos han afectado ecosistemas importantes para el equilibrio ambiental, y se estima que 75 toneladas de mercurio son liberadas anualmente a causa de la extracción ilícita de minerales (por ejemplo el oro) ocasionando además daños irreversibles en la salud de todos los Colombianos. 

De esta manera, una de las preguntas que surgen, en el campo de investigación en didáctica y pedagogía, luego de la firma del acuerdo de paz y la incorporación de cátedras para la paz en las instituciones educativas, gira en torno al rol que tiene el futuro profesor de ciencias, desde la comprensión, enseñanza y aprendizaje, de la relación biodiversidad – conflicto, teniendo en cuenta que la firma de este acuerdo genera la apertura a territorios inexplorados, cambio en el uso de la tierra y la incorporación de actividades económicas para las regiones, lo que sin lugar a dudas representa un reto para las instituciones educativas. 

Es importante resaltar que en Colombia no se hace alusión explicita a la enseñanza de la biodiversidad, antes de 1974 tras la aparición del código Nacional de los recursos Naturales Renovables y la Protección al Medio Ambiente, en este documento se establece que el ambiente es patrimonio común de los Colombianos y a partir de ello se establece la necesidad de incluir la educación ambiental en los currículos escolares, a través de espacios académicos que incluyeran la comprensión de la ecología y la implementación de jornadas ambientales en las instituciones educativas (Pita, 2016).

 Además con la publicación de la Constitución Política Nacional de Colombia de 1991 y la Ley 99 de 1993, se da un gran paso a nivel jurídico e institucional que confiere a la educación ambiental el mismo nivel de importancia que se le daba a los temas económicos y sociales, de esta manera se hace de carácter obligatorio en todos los ámbitos del sector público y privado la introducción de políticas en pro del cuidado del ambiente (Ministerio de Educación Nacional, 2002). Para el año 2002, el Ministerio del Medio Ambiente junto con el Ministerio de Educación Nacional, publican la política nacional de educación ambiental y el Sistema Nacional Ambiental (SINA), que busca una evaluación constante de los proyectos encaminados a la educación ambiental.

En términos generales, Pérez (2016) señala que a pesar de que la biodiversidad es un contenido estructurante, pertinente y relevante en el ámbito de la educación no ha sido problematizado ni se ha posicionado en discusiones didácticas. Además de esta investigación estudios presentados por Cardona (2014) reflejan que la mayoría de actividades que se promueven en la escuela en pro del cuidado y la conservación del ambiente centran su mirada solamente en el manejo de residuos sólidos, el uso moderado de recursos como el agua, el papel, la energía eléctrica, y el cuidado de las zonas verdes (p.6-10). Siendo poca o nula la participación se ha dado al estudio y reconocimiento de la biodiversidad. Además de esto la enseñanza de este concepto que suele concentrarse en asignaturas del área de “Ciencias Naturales”, suele ser descontextualizada y se concentra en el aprendizaje de diversos grupos taxonómicos foráneos (Bermúdez y De Longhi, 2008). Siendo poca o nula la reflexión que se da desde el reconocimiento de la biodiversidad local y los factores que pueden afectarla.

Ahora bien, al ubicarnos en el contexto particular de programas académicos de instituciones educativas como la Universidad Pedagógica Nacional, se han incluido espacios académicos como “Biología de la Conservación”, “Diversidad Biológica I y II” entre otros, y que incluyen elementos de gestión ambiental y conservación de especies. Así pues, atendiendo al título en forma de pregunta de este escrito es de enunciar que la inclusión de estos contenidos se dé  porque el licenciado en formación debe contar con contenidos curriculares que le permitan entender que se encuentra directamente relacionado con las especies con las que coexiste y que él hace parte de la “trama de la vida” (Castro, 2015). Sin embargo, se desconoce cómo se están abordando estos contenidos teniendo en cuenta el contexto social y sus implicaciones. 

Para abordar esta problemática se deben establecer varios aspectos entre ellos elementos asociados a la enseñanza de la biodiversidad en Colombia, la comprensión de la biodiversidad y factores asociados al conflicto armado y establecer algunos retos en la enseñanza a nivel universitario que contemplen la construcción de paz. 

Bibliografía 
Andrade, M.G. (2011). Estado del conocimiento de la biodiversidad en Colombia y sus amenazas. Consideraciones para fortalecer la interacción científica -política. Revista Académica Colombiana, 35, 491-506. 
Bermúdez, G y De Longi, A. (2008). La educación Ambiental y la Ecología como ciencia. Una discusión necesaria para la enseñanza. Revista Electrónica de Enseñanza de las Ciencias, 7, 288. Recuperada de http://reec.uvigo.es/volumenes/volumen7/ART1_Vol7_N2.pdf
Cardona, D. (2014). Enseñanza de la importancia de la diversidad biologica de Colombia mediante un objeto virtual de aprendizaje que propicie un aprendizaje significativo en los estudiantes del grado octavo del colegio Londres de Sabaneta (Universidad Naciona del Colombia). Recuperado de http://www.bdigital.unal.edu.co/46543/1/43877773.2015.pdf
Castro, J. (septiembre de 2015). El papel de la Filosofía de la Biología en la formación de profesores de Biología. Esbozo de algunas propuestas, Los retos de la Filosofía de la Biología en Iberoamérica. II congreso de la asociación iberoamericana de filosofía de la biología. Valle de bravo, México.

Consejo Nacional de Politica Económica y Social. (2015). Conpes. Recuperado de https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Económicos/3850.pdf
De Vos, J. M., Joppa, L. N., Gittleman, J., Stephens, P., y Pimm, S. (2014). Estimating the normal background rate of species extinction. Society for Conservation Byology, 29, 452-462. doi: https://doi.org/10.1111/cobi.12380
Ministerio de Educación Nacional. (2002). Politica Nacional de Educación Nacional SINA. Recuperado de http://cmap.upb.edu.co/rid=1195259861703_152904399_919/politi-ca_educacion_amb.pdf
Newbold, T., Hudson, L., Arnell, A., Contu, S., De Palma, A., Ferrier, S., … Emerson, S. (2016). Has land use pushed terrestrial biodiversity beyond the planetary boundary? A global assessment. Science353(6296), 288–291. https://doi.org/10.1126/science.aaf220
Pérez, M. (2013). Concepciones de biodiversidad: una mirada desde la diversidad cultural. Enseñanza de Las Ciencias y Diversidad Cultural6, 133–151.
Pita, L. (2016). Linea de tiempo: Educación Ambiental. Praxis12, 118–125. Recuperado de: http://revistas.unimagdalena.edu.co/index.php/praxis/article/viewFile/1853/1331


[1] Estudiante de la Maestría en Educación, Universidad Pedagógica Nacional. Joven Investigadora de Colciencias, convocatoria 812 de 2018, tutor profesor Robinson Roa Acosta.

Reseñas 6

Reseña

Moreno, P. (2010). En el corazón de la zona gris. Una lectura antropológica de los campos de Auschwitz. Trotta. Madrid, España


Iván Mateo Cubides Velasco[1]


La imposibilidad de relatar uno de los episodios más controvertidos y problemáticos de nuestra historia reciente es lo que intenta superar Paz Moreno Feliú, catedrática de Antropología Social en la UNED, con En el corazón de la zona gris, libro en el que aplica técnicas y formulaciones teóricas de la Antropología Social al estudio de documentos relacionados con los campos de concentración, que como lo comenta ella es “tratar de reinterpretar el conocimiento fragmentario que tenemos sobre los diversos aspectos de dichos campos” (Moreno, 2010). Cabe distinguir de este modo dos tendencias opuestas relacionadas con el estudio de los campos de concentración. La primera es la de quienes afirman que no resulta posible reflejar, ni acaso llegar a comprender, lo sucedido allí, ya que, como sostiene Primo Levi en sus memorias sobre su reclusión en Auschwitz, “nuestra lengua no tiene palabras para expresar esta ofensa, la de la destrucción de un hombre” (1987). Reconocen autores como Levi las dificultades que conlleva tratar de entender aquello que parece estar más allá de los límites de nuestra comprensión, donde el lenguaje cotidiano falla en su expresividad y los mismos supervivientes se encuentran impedidos para relatar lo que allí les sucedió, estableciéndose una inconmensurabilidad entre palabras y hechos. Como contrapartida a esta sensación de impotencia ante un acontecimiento que parece arrebatarnos la posibilidad misma de su expresión, cabe destacar esfuerzos como los de Moreno Feliú, quien se propone analizar textos escritos en torno a los campos de concentración, como memorias de los presos, actas judiciales, obras académicas, descripciones e informes de los S. S., con el objetivo de entender lo que allí sucedió, incidiendo en que no se trata tanto de un estudio del genocidio, sino más bien de las relaciones sociales que se establecieron en el campo.

Lo realmente diferenciador y potente de los análisis de Moreno Feliú respecto a los numerosos libros y estudios que han surgido sobre este tema es que ella se ocupa no ya de las grandes historias, sino de las pequeñas vivencias o experiencias cotidianas, donde desciende hacia el nivel de la “cotidianeidad antropológica”, al abarcar los problemas y conflictos de los presos permitiendo aprehenderse si se traduce “la devastación vivida por las personas” que estuvieron en Auschwitz, al “día a día de una situación excepcional” (Moreno, 2010). La pregunta que inicia este libro es si, por medio de una lectura antropológica de fuentes escritas, se puede llegar a comprender la realidad cotidiana de los campos de concentración, para ello, Moreno Feliú parte de un análisis de todo tipo de documentos surgidos a raíz de la experiencia de concentración en Auschwitz, aun sabiendo que nunca habrá una versión única, que los distintos testimonios pueden contradecirse o presentar ambigüedades y que la gran mayoría de las víctimas no pudieron dejar constancia de su vivencia. Estos cuestionamientos no van a impedir, según la autora, un estudio etnográfico como el que ella propone, en el reconocimiento de que todo documento, también los relacionados con los campos de concentración, puede ser estudiado por medio de un análisis textual, que plantee temas y cuestiones característicos de la disciplina antropológica, como las relaciones sociales, las rutinas temporales o los ritos. De este modo hay una pretensión por parte de la autora por alcanzar un equilibrio comprensivo, que no se centre sólo en los relatos de los distintos narradores, ni en la descripción objetiva de sucesos externos, sino que trate de encontrar, a partir de la vinculación de estas dos dimensiones, “la voz propia de la investigación”, manteniendo al mismo tiempo “la gran variedad de versiones e interpretaciones que los distintos memorialistas dan de los sucesos” (Moreno, 2010: 19), con el objetivo de entender ese momento de la historia. El texto aborda una explicación de la genealogía del concepto “campo de concentración”. Ese modo de reclusión dista mucho de ser una novedad en la Alemania de los años cuarenta, habiéndose dado en numerosas ocasiones a lo largo de la historia; sin embargo, lo que diferencia a los campos de concentración nazis de los anteriores procesos de reclusión es el momento en el cual el campo de concentración se convierte en un campo de exterminio. A esta dimensión destructiva, debemos añadir también un elemento de productividad laboral, ya que, hasta el momento de su eliminación en las cámaras de gas, los prisioneros eran utilizados como mano de obra, prácticamente esclavizada, para la edificación de los grandes proyectos arquitectónicos del Tercer Reich. 

Aclarado este concepto, Moreno Feliú pasa a describir la geografía de los campos, ilustrando sus descripciones con mapas e incidiendo en el hecho de la desconexión entre espacios y separación entre prisioneros, como otro modo de control de las autoridades. A continuación, la autora pasa a estudiar las memorias de los presos desde el inicio de su cautiverio, es decir, intenta comprender el momento de entrada al campo desde una óptica antropológica, como un rito de iniciación que supone la pérdida de toda la vida anterior y la desvinculación de todo lo que les era propio, de toda subjetivación. Para ello, la autora recurre a la estructura en tres fases la cual caracteriza a todos los rituales de iniciación: de este modo, la desvinculación se concreta en la detención impune de los presos; la transición equivale a su transporte en vagones de tren para ganado; y, por último, la reincorporación tiene lugar en la rampa de acceso a los distintos campos, donde se llevaba a cabo la selección de los presos. Esta entrada al campo es relatada por los que lo vivieron como un momento de deshumanización no sólo debido a la situación de cautiverio y al arrebatamiento de sus objetos personales, sino a la separación entre familias, la total desnudez e indefensión ante los guardias y la sustitución del nombre propio por una cifra tatuada en el brazo. La descripción de este proceso, cuyos elementos, según la autora, recuerdan a las marcas simbólicas de esclavitud, nos puede ayudar a comprender el momento de ruptura con toda la vida anterior. Moreno Feliú recurre al análisis tanto de testimonios en primera persona de los supervivientes como de informes oficiales de los S. S., para tratar de reconstruir ese momento, pero se encuentra con límites que dificultan la comprensión, como la muerte inmediata en las cámaras de gas de millones de presos, aspecto que obstaculiza el estudio etnográfico y que diferencia la realidad del campo de concentración de cualquier otra que podamos imaginar, ya que en Auschwitz la muerte está tan presente que no resultan posibles ritos de paso funerarios. Ahora bien, este hecho, esta imposibilidad constatada por los supervivientes, se convierte en “normal y cotidiano” (Moreno, 2010) en la realidad más inmediata de los presos. 

Vemos entonces cómo los posibles bloqueos a la comprensión se resuelven, por medio de este enfoque, en la descripción de una terrible cotidianeidad. El siguiente paso de esta búsqueda antropológica es la descripción de las rutinas temporales del campo. Se detalla una concepción del tiempo que se sale de los márgenes habituales de nuestra comprensión, al no existir en los campos relojes, ni calendarios, al haber sido arrebatado el pasado a los presos y no poderse concebir un futuro próximo. Se trata de un tiempo presente, marcado por la violencia impune e inesperada de los S. S. sobre los prisioneros, donde lo único que prevalece es la voluntad de perdurar. Sin embargo, incluso en esta situación excepcional cabe localizar puntos fijos o rutinas, como la llamada a formación diaria, donde se pasaba lista a los presos, la jornada laboral, marcada por el sol o los domingos, cuando no se solía trabajar; momentos estables que no sólo hacían algo más ordenada y vivible la vida de los presos, sino que nos pueden ayudar en el presente a comprender cómo se organizaba la vida en el campo. Asimismo, el capítulo quinto presenta una descripción de las jerarquías sociales que se establecían en el campo, no sólo por la diferencia entre guardias y prisioneros, sino por la categorización de éstos según su estatus, claramente delimitado con un complejo sistema de triángulos y números, cuya consecuencia más inmediata y probable era la supervivencia de los presos de mayor categoría. Cabe distinguir de este modo una cierta organización social, que se diferencia, no obstante, de cualquier otro tipo de estructura social, en que en Auschwitz se mantenía estable la diferencia de rangos en la jerarquía, pero no las personas que permanecían en los cargos, dada la enorme e imprevista facilidad con que los presos podían ver cambiada su situación y la inmensa tasa de mortalidad que caracterizaba la vida en el campo. 

EditorialEl capítulo siguiente consta de un riguroso análisis sobre el sistema de circulación, es decir, el robo, venta y/o compra de los bienes que se intercambiaban en los campos, compleja actividad denominada de modo global por todos los presos como “organizar” (Moreno, 2010). Este estudio antropológico detalla las mercancías más preciadas, como la comida, ropa y zapatos, además de los lugares privilegiados para el intercambio, como las cocinas y letrinas. El principal rasgo de este proceso que lo diferencia de cualquier otro sistema de intercambio se debe a la excepcionalidad del momento, pues la situación de suspensión moral que caracterizaba al campo hacía primar la reciprocidad negativa sobre cualquier otro tipo de intercambio, siendo un sistema que privilegiaba el tomar sobre el dar, y donde ciertas cuestiones morales debían ser obviadas, ya que, por ejemplo, la mayor parte de los objetos intercambiados provenían de la desvinculación de los prisioneros antes de ser internados en las cámaras de gas. Ello producía una de las más dramáticas paradojas del campo, pues el incremento de muertes aumentaba los recursos de los presos que se hacían con estos bienes, lo cual, a su vez, acrecentaba sus posibilidades de sobrevivir. Además, surgieron ciertas alianzas o modos de organización compartidos y comunitarios, pero este tipo de relaciones, como todas en Auschwitz, se caracterizaba por su carácter inestable, provisional, anónimo y disperso. Por último, la autora pasa a estudiar los relatos orales que, al modo de leyendas o mitologías, circulaban entre los presos, como sucede con la historia de Mademoiselle Fifi, una bella bailarina francesa que arrebató una pistola a uno de los S. S. y lo mató, suicidándose después. Estos relatos, con independencia de su veracidad, al ser repetidos, versionados y adecuados a cada circunstancia, servían para levantar los ánimos de los presos y crear una cierta sensación de esperanza, incluso en los peores momentos. Dichas historias formaban parte de la imaginación colectiva de aquel momento y su recopilación en el presente nos puede servir para comprender mejor aquella realidad. Se concluye que la obra de Moreno Feliú es una aproximación, testimonial, narrativa y casi vivencial, de los horrores y vejámenes que ocurrieron en los campos de concentración de la Alemana Nazi, haciendo hincapié en Auschwitz, donde se generaron nuevas formas de ser de aquellos que fueron llevados allí, es decir, se construyeron maneras de comprensión de la vida a partir de la violencia, la desidia, la muerte, como aspectos para sobrevivir, paradoja que invita a la constante reflexión pedagógica y critica.  

Referencias
Levi, P. (1987) Si esto es un hombre. Muchnick Editores. Barcelona, España. 
Moreno, P. (2010). En el corazón de la zona gris. Una lectura antropológica de los campos de Auschwitz. Trotta. Madrid, España


[1] Estudiante de primer semestre 2019-1 Maestría en Educación. Universidad Pedagógica Nacional


Leer y escribir 6

Leer y escribir

El cuerpo escribe, el cuerpo lee: el se habla desde la Educación Física

 

Claudia Ximena Herrera Beltrán[1]


“El lenguaje es, como saben, el murmullo de todo lo que se pronuncia, y es al mismo tiempo ese sistema transparente que hace que, cuando hablamos, se nos comprenda; en pocas palabras, el lenguaje es a la vez todo el hecho de las hablas acumuladas en la historia y además el sistema mismo de la lengua”[2].

El lenguaje del cuerpo en lugar de utilizar palabras para nombrar las cosas, los sentimientos, las emociones, utiliza los movimientos, los gestos, las señas; con el cuerpo se hablan mil dialectos y se leen otros tantos. Un sinnúmero de movimientos y gestos enlazados al parecer en armonía hablan por nosotros, incluso antes de que la palabra sea dicha, reemplazándola, diciendo más, ocultándola e incluso acallándola, el lenguaje del cuerpo está antes que la palabra, la respalda, la precede[3], y también la reemplaza; sin embargo para darle validez al ejercicio de decir desde el cuerpo, es necesaria e imprescindible la palabra como testigo del gesto, como testigo de la señal.

Esa necesidad de corroborar lo dicho, va reposicionando el valor y pericia de la lectura y la escritura del cuerpo hecha permanentemente por los sujetos en su cotidianidad, en un intento por atrapar lo fugaz, lo innombrable haciéndolo decible; así, el habla también inscrita en el ejercicio de lo académico, ubica otros lenguajes y tensiona a muchos sujetos cuyas prácticas son esencialmente corporales, a colocarse del lado de los que obligados pero inmensamente enriquecidos asumen el bilingüismo: Escribir lo que siente-expresa para ser por otros leído, interpretado y respondido nuevamente en el espacio de lo expresivo, en un juego entre niveles distintos, del habla al movimiento y viceversa, a veces sin traducción, en el ejercicio permanente de construir academia.

¿Por qué leer, por qué escribir como un requisito necesario para tener derecho a ocupar un lugar en el pequeño reducto del intelectual de la educación, cuando la disciplina académica tiene como forma de comunicación el movimiento del cuerpo como es el caso de la Educación Física, de la expresión corporal, del movimiento?

¿Cómo hacer que el cuerpo en el ejercicio de expresarse, convierta los gestos, las señas, en escritura? ¿Interrogar al maestro, al estudiante de educación física acerca de su saber, de su experiencia, cuando se han privilegiado los códigos expresivos; conminándolos a escribir lo que no ha sido producido desde tal estructura? ¿Y, ese lenguaje corporal se hace prescindible si no puede ser leído convencionalmente? 

Sin embargo, antes de responder estos interrogantes, es urgente reconocer el papel normalizador que ha jugado la educación física a la hora de educar al niño en el espacio escolar, y que ha consistido en regular, acompasar el movimiento a ciertos tiempos que se se dan hoy por sentados. Así, las cosas se trata de encauzar la expresión corporal, privilegiar el silencio[4] desde la urgencia de alcanzar el orden como garantía de utilidad[5], mientras se observa atentamente, la aparición de la señal que anuncia el único movimiento aceptado, acompasado y homogéneo, que es el de toda la clase, en donde es posible expresarse en forma controlada[6] desde el movimiento corporal o desde el habla. Así que si queremos pensar en otro principio rector de la formación universitaria y que paradójicamente es alcanzado a partir del cuerpo por prácticas escolares -Educación Física- que supuestamente le liberarían de las ataduras del espacio y del tiempo, este sería el silencio, lugar privilegiado para la señalización en donde la expresión corporal estaría dada por la lectura desde el silencio, el apenas murmullo y la escritura desde el sonido y no desde ruido.

Volviendo a los anteriores interrogantes, si, es necesario e imprescindible, además de la expresión corporal, esa otra forma de expresar que es el habla y la escritura. Entre otras cosas porque en el lugar en donde estamos, hay otros, lo que invita a también desde las reglas a que esos otros sujetos y espacios nos conminan, en particular por que estamos allí y queremos  -no podemos no- hacer parte de eso. Se trata de expresar desde la escritura, la emoción que la corporalidad experimenta, leer a otros que experimentan el cuerpo y escribir sobre eso que experimentamos por la pura satisfacción de hacerlo; de la lectura a la escritura en un juego incesante, afán de comprenderlo y decirlo todo de dos maneras, juego que aunque parece privilegiar lo teórico sobre lo práctico, termina invalidado por el cuerpo al expresarse. De este doble juego, salimos enriquecidos gracias a una nueva forma de expresión: la escritura, esa que por tanto tiempo hemos dejado de lado en aras del gesto.

Así mismo, forzar la escritura de lo dicho desde otros lenguajes, obliga al conjunto de los teóricos de la disciplina de la Educación Física a preguntarse por las relaciones entre hablar-callar, obliga a preguntarse por el silencio y el ruido, por la escritura y la lectura desde el cuerpo, en suma interrogar el cuerpo y el lenguaje uno arruinando, el otro siendo arruinado; obliga también a reflexionar acerca de la lectura y sus fines, de su sentido, de su alcance, de sus temas, de sus placeres y de sus fobias. E incluso a preguntarse por el oficio del maestro desde las características de su saber, desde sus fuentes escritas, de sus manuales, de sus métodos, de sus medios y de la obligatoriedad de participar de ese nuevo orden gramatical[7], y obliga finalmente a establecer relaciones con las otras disciplinas a las que interrogan desde unas formas de expresión que son distintas.

De este modo, los regímenes en los que entra el cuerpo, son los de leer y escribir de manera automática e inconsciente, pero también consciente, escribir sin saber que escribe, leer sin saber que lee, pero también releer y reescribir en largos o cortos intercambios o en ausencia de interlocutor; en suma, el cuerpo está preparado para leer la señal, pues el sujeto se expresa de formas variada, pero además traduciendo todo ello al habla: a la escritura y a la lectura a una gramática que para nuestro caso se anuncia imprescindible al lado de la expresión corporal en el ámbito universitario.

Si, trabajo dispendioso y complejo, pero necesario a la hora de entablar un diálogo académico, un ejercicio intelectual que no podemos dejar de hacer como profesores que somos, en tanto favorecemos la formación y educamos en la relación permanente con otros que como nosotros se expresan corporalmente, pero que también leen y escriben. La emergencia del decir, desde la diferencia del pensamiento que se expresa mediante la palabra, es hoy impostergable.   

Como diría Foucault se trata entonces de convertir la expresión del cuerpo, aquello cotidiano y mágico que quiere ser, en un lenguaje que por su obligatoriedad y sus características de forma, norma y nombre apenas alcanza el estatuto de obra y no de literatura[8]. Es decir, escribir desde la necesidad imperiosa de la mano y el alma.

Bibliografía 
Foucault, Michel. (1996). De lenguaje y literatura, Barcelona, Paidos, p.64
Burke, Peter. (1996). Hablar y Callar, Barcelona, Editorial Gedisa. p. 39.  
Bourdieu, Pierre. (1985). ¿qué significa hablar? Madrid, Ediciones Akal, S. A. p. 35.



[1] Profesora Maestría en Educación. Doctora en Educación. Coordinadora Proyecto Cuadernos EESMAE.
[2] Foucault, Michel.: De lenguaje y literatura, Barcelona, Paidos, 1996, p.64
[3] “Jacques Derrida dice que la lengua usa a quienes la hablan en lugar de que sean estos quienes se sirvan de ella”: en Burke, Peter.: Hablar y Callar, Barcelona, Editorial Gedisa. 1996, p. 39.  
[4] No en vano invitaba Burke a estudiar el silencio si se quería comprender las reglas del habla. Cfr. Burke, Peter, Op. cit., p. 26-28 
[5] “...resulta también tentador especular acerca de una posible relación entre el silencio (o más precisamente, la palabra controlada) y el surgimiento del capitalismo” Ibid., p. 173 
[6] “la aparición del autocontrol corporal, que incluía (poner freno a la lengua) fue un movimiento general europeo...” Ibid., p. 173
[7] “El buen uso es producto de una competencia que constituye una gramática incorporada tomando expresamente la palabra gramática (y no tácitamente como entre los linguistas) en su verdadero sentido de sistema de reglas cultas, derivadas del expost del discurso a efectuar”. Bourdieu, Pierre.: ¿qué significa hablar? Madrid, Ediciones Akal, S. A. 1985 p. 35.   
[8] Foucault, Michel, Op. cit., p. 68.