sábado, 30 de noviembre de 2024

Memoria de eventos académicos 26

 

Eventos Académicos


Durante este semestre se llevaron a cabo varios eventos que ampliaron las perspectivas investigativas y permitieron la circulación de conocimiento, propósitos permanentes del departamento de posgrados de la Facultad de Educación. En ese sentido, se favoreció la participación de los profesores del departamento en varios eventos internacionales: La profesora Ana Claudia Rozo Sandoval, participó en el II Congreso Internacional sobre Ciencias Sociales, Tecnología y Educación, CISOTED2024, coordinado por el Grupo de Investigación LIDA y organizado por docentes de la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Autónoma de Madrid. La profesora Piedad Cecilia Ortega Valencia, participó en el Encuentro Latinoamericano “Territorios como diálogos de saberes. Prácticas de la Extensión Crítica, la Educación Popular y los Procesos Participativos” en Uruguay, ciudad: Maldonado. El profesor Pablo Fernando Páramo Bernal, participará en la 9ª-Conferencia Internacional sobre investigación en humanidades y ciencias sociales, con la ponencia: Fostering Conviviality and Sustainable Prácticas en campus universitarios: una intervención de señalización basada en comportamientos gobernados por reglas, que se llevará a cabo del 12-14 de diciembre de 2024 en la ciudad de Cambridge (Reino Unido).

Ensayos y artículos de reflexión 26

 

Ensayo o artículo de reflexión

La educación del cuerpo y su lugar en la escuela pública en Colombia y Argentina a finales del siglo XIX.


Claudia Carolina Cabrera Duque[1]


El cuerpo y su concepción en la educación pasó por periodos de reconocimiento y construcción, cada época determinaba la configuración de lo corporal según las necesidades sociales, culturales y políticas de determinados territorios; Colombia y Argentina son una muestra de ello. A finales del siglo XIX, la escuela pública[2] se constituye como el espacio donde se configurarían prácticas reguladoras para los niños con diferente posición social, con miras a la regeneración de la raza y la edificación de ciudadanos civilizados que aporten al futuro laboral de la nación. Es entonces cuando la escolarización para todos se convierte en un dispositivo para el cumplimiento de tales objetivos.

Este ensayo pretender hacer la distinción de la escuela pública y su lugar en la concepción de la educación del cuerpo, en Argentina y Colombia, con base a los textos “La función republicana de la escuela pública. La formación del ciudadano en Argentina a fines del siglo XIXde Lucía Lionetti y el libro “Escritos sobre el cuerpo en la escuela: Sujetos, prácticas corporales y saberes escolares en Colombia. Siglos XIX y XX” de Claudia Ximena Herrera y Bertha Nelly Buitrago.

En un ejercicio de caracterización del asunto del cuerpo y su educación, la escuela pública en Latinoamérica (para este caso en Colombia y Argentina) a finales del siglo XIX, se configura como un espacio donde se reestructurarían las formas de escolarización y la modelación de la infancia, con base en aspectos sociales, políticos, territoriales y culturales, que influirían en la educación de los niños que en aquella época consideraban débiles, incapaces. Aparece entonces la escolarización anclada a la modernidad como dispositivo productor de subjetividades (Herrera y Buitrago, 2012). Subjetividades que se percibirían en la concepción del cuerpo como maquinaria para la civilización y la modernidad. La utilidad del niño, enfocada desde la escuela y como se requería que fuese para todos, “para un bien mayor”[3] se vio en la necesidad, por supuesto, de la educación para todos.

En Argentina sucedía algo similar, en sus políticas se buscaba generar leyes y espacios donde se pudiese civilizar al ciudadano; véase acá la necesidad, de cierto modo, de un “mejoramiento de raza” gracias al nacionalismo que se respira por aquellas épocas. Se constituye entonces la consigna de que todos los ciudadanos posibles de ser civilizados debían asistir a estas escuelas públicas (Lionetti, 2005).

La tarea de civilizar al sujeto desde la infancia connotaba unas estructuras que se reflejaban en el cuerpo. En Colombia, la escuela pública se desarrolló en función de los planes de enseñanza liderados por el Colegio Seminario de San Francisco de Asís[4]; estos enmarcados bajo lo significativo del espacio y el tiempo escolar: espacios limpios y con horarios ordenados en el tiempo. Esto traería por supuesto el protagonismo del cuerpo ¿la postura podría ser entonces una representación simbólica de lo que se pretendía por ciudadano? En un intento de análisis de lo anterior, la postura en el aula, una postura erguida, firme y en atención constante, constituiría lo que el plan de enseñanza enmarcaba dentro del espacio escolar; mientras que ese espacio encerrado y habitado por un cuerpo, tampoco tendría relevancia si no estuviese ligado a un tiempo escolar, uno donde el horario, el calendario, el método, regularan los saberes que pasaban, inevitablemente, por lo corporal: la lectura, escritura, civilidad y, por supuesto, religiosidad (Herrera y Buitrago, 2012).

Por otro lado, en Argentina, se evidencia una preocupación mayor por incorporar el espacio abierto sociocultural de la cotidianidad de las calles de la ciudad, con el espacio cerrado de la escuela, que, aunque cerrado, pretendía ser abierto a todos, pues lo manifestado por la mayoría de las habitantes y gobernantes, se encauzaba a la reestructuración de la ciudadanía, en tanto inseguridad e inutilidad. Es por eso por lo que, en un congreso pedagógico panamericano, llevado a cabo en 1882, se establecen unos artículos en los que se acuerdan contenidos principales de enseñanza en el aula con el fin de una formación moral, física e intelectual. Contenidos que resaltan para el interés de este escrito: nociones de higiene, nociones de música vocal, gimnástica, el conocimiento de labores manuales y domésticas para las niñas y para los niños ejercicios militares y conocimiento de labores pesadas.

En tanto a nociones de higiene, se pretendía educar en el cuidado del entorno y, por ende, del cuerpo, pues además de una preocupación desde lo salubre, los sujetos de la política consideraban que estos niños y familias tenían más oportunidades para aportar al desarrollo de la nación; con afirmaciones como “si el aseo y el amor al orden asientan tan bien a los niños de padres ricos, ¿cuánto más no brillarán en las de condición humilde?” (Lionetti: 2005). La higiene aseguraba el lugar del niño en la escuela, pues sin un certificado de salud, este no podía hacer parte de este espacio, que como ya se ha mencionado, buscaba reflejar el ideal de nación y civilización de la Argentina del siglo XIX.

Es llamativo el punto de nociones de música vocal, pues no es poca cosa ni apartada de la búsqueda de estos prototipos. La música vocal de aquella época requería de una postura estática, erguida para la técnica vocal lírica europea que se empleaba con mayor auge entonces. Esto generaba una quietud que a su vez resultaba estética y cumplía con los acuerdos de higiene en la escuela. En cambio, la gimnástica enfocada en la función mecánica del cuerpo, el movimiento como forma vital y también de prevención de enfermedades, se sumaba, por supuesto, al plan de nociones de higiene y cuidado del cuerpo y la mente. Ciudadanos fuertes y aparentemente sanos, respondían a la urgencia de civilización moderna. Esto dice Lionetti, sobre el asunto de la gimnasia en la escuela pública de la Argentina de 1880,

«Las nuevas corrientes de la “gimnasia moderna”, superadoras de la concepción de una “escuela del soldado”, consiguieron que primara una gimnasia donde se robusteciera física y psíquicamente a los alumnos, aunque la impronta de lo militar como modelo de organización en la configuración de la educación física que se práctica en las escuelas se mantendrá hasta nuestros días» (Lionetti: 2005, p. 1244).

Esto evidencia también la correlación de la educación del cuerpo y la práctica del deporte, en tanto delimitación de espacio, reglas, límites, el orden y sobre todo la disciplina y la obediencia. La fuerza que se desarrollaba en conjunto con la camaradería era la unión perfecta para consolidar los fines del cuerpo fuerte y útil del niño y del futuro hombre ciudadano.

Para dar continuidad con la importancia del tiempo y los espacios, las tareas también respondían a una distinción social y de utilidad. El trabajo manual y conocimiento de labores domésticas, resultaba ser obligatorio dentro de los acuerdos que se habían establecido en el congreso. Sin embargo, esto no sucedía solo en Argentina; en Colombia se inscribía a la niña en el lugar del hogar, pues si el interior de este resultaba agradable, asimismo lo sería la familia. En contextos externos a la casa, el modernismo insistía con su afán de regeneración de razas y la educación doméstica, enseñada en la escuela a las niñas. Con ello se fomentaría la apropiación de los saberes allí dictados en función de lo que “estaban llamadas a ser”. El espacio y el tiempo del que se habló al inicio correspondía a su formación; los jardines y campos de juego, estaban discriminados de tal forma que permitían construir la niña de la escuela y en un futuro, la mujer del hogar moderno (Herrera y Buitrago, 2012).

En cuanto a los niños, se enfatizaba en la importancia del trabajo, en su papel como ciudadano, de esta manera crecería la nación. Así lo enuncian Herrera y Buitrago. 

El hábito del trabajo se desarrollaba desde las tres potencias que se integraban en el individuo a través de la educación. Todas y cada una de ellas, al igual que todos y cada uno de los agentes educativos, tanto en la escuela como fuera de ella, atendían a un solo principio: el hombre debe ser buen trabajador, útil, con una reducida pero suficiente instrucción y moralmente apto para formar parte de la patria, de la patria futura (Herrera y Buitrago, 2012, p. 87).

 En Argentina no difería mucho, pues el trabajo como preparación para el futuro económico y social del ciudadano, se convirtió en una consigna para el propósito de vida de los niños hombres. Mientras en los niños, la escuela era un espacio donde desarrollaban su fuerza, para las niñas resultaba ser un espacio de consolidación de su misión en la sociedad. Ambos en función de la modernidad que la nación aclamaba. Resulta interesante el manejo político que argumentaba la escolarización de la época en ambos países, pues a pesar de declarar una escuela pública para todos, los movimientos e intereses internos que allí confluían connotaban una clara imposición de orden, de graduación, Asimismo, esos cuerpos ocupaban, en ese tiempo, no sólo cronológico, sino lógico, un espacio.

Las prácticas reguladoras en función de la formación de los sujetos de Argentina y Colombia a finales del siglo XIX demuestran un contundente efecto en los cuerpos de los sujetos que habitaron tales espacios. El arte, el movimiento, el juego y los oficios constituyen toda una estructura de dispositivos pedagógicos de la época que, sin duda, modificaron entonces aquellas funciones e interés civiles, generando no solo unos fenómenos sociales y políticos de reestructuración ciudadana, sino también posiciones necesarias para poder concebir el cuerpo como instrumento imprescindible para la comprensión de la modernidad de la época.

 

Referencias

Herrera Beltrán, C. X. y Buitrago, N. (2012). Escritos sobre el cuerpo en la escuela: Sujetos, prácticas corporales y saberes escolares en Colombia. Siglos XIX y XX.  Bogotá: Kimpres Ltda.

Lionetti, L. (2005). La función republicana de la escuela pública. La formación del ciudadano en Argentina a fines del siglo XIX. Revista Mexicana de Investigación Educativa, 10(27), 1225-1255.



[1] Estudiante de Maestría en Educación – Universidad Pedagógica Nacional

Seminario Intensivo – Historia de la salud escolar: El caso de Argentina y Colombia

[2] Que ya se había conformado desde el siglo XVI para la clase ruda en Europa (Herrera y Buitrago, 2012)

[3] Como lo enuncia el utilitarismo.

[4] Fundado en 1662 por la Diócesis de Popayán (Colombia) funcionando hasta el año 1858 por la expulsión de los Jesuitas bajo el gobierno de José Hilario López.

Avances de investigación 26

 

Avances de investigación

Obstáculos epistemológicos y campo científico: un abordaje a las   ciencias naturales[1].

 

Lina Fernanda Cárdenas González [2]

 Para iniciar es importante situar el cómo se está entendiendo la investigación en lo que refiere al presente trabajo, es por ello por lo que de acuerdo con Bourdieu (1973/2002) se concibe la investigación como el equilibrio entre teoría y práctica, reconociendo que, si bien los métodos sofisticados y las críticas a la investigación externa son útiles, la comprensión más profunda se construye a través de la experiencia directa.

De acuerdo con Bourdieu, “La investigación empírica no necesita comprometer tal teoría para escapar al empirismo, siempre que ponga en práctica efectiva, en cada una de sus operaciones, los principios que lo constituyen como ciencia, proporcionándole un objeto caracterizado por un mínimo de coherencia teórica” (1973/2002, p.15). En este sentido, la presente investigación, se posiciona desde presupuestos epistemológicos y teóricos, para de esta forma ir construyendo la hipótesis del trabajo, para poder deslumbrar y construir el objeto de estudio.

El enfoque empírico no debe desvincularse de los principios teóricos fundamentales, ya que estos proporcionan coherencia y estructura al objeto de estudio. Esto implica que la práctica científica debe ser rigurosa, evitando caer en un empirismo desarticulado, pero sin perder de vista  la necesidad de una base teórica sólida que guíe el análisis y permita generar conocimiento significativo.

Es por ello por lo que -para la presente investigación- se toman los posicionamientos teóricos de  Bachelard (1974)[3], con su obra Epistemología, haciéndose necesario mencionar los aportes que realiza de manera significativa en los campos de la filosofía de las ciencias, al proponer la epistemología histórica, como una forma de analizar el desarrollo del conocimiento científico a través del tiempo.

En educación se toman aspectos relevantes en torno a la enseñanza de las ciencias, enfatizando que su enseñanza debe promover el pensamiento crítico y reflexivo, en contraposición al desarrollo del proceso como un asunto causal, basado en la transmisión del conocimiento.

Bachelard afirma, No hay ciencia sino mediante una escuela permanente. Esta escuela es la que ha de fundar la ciencia. Entonces los intereses sociales se invertirán definitivamente: la Sociedad se hará para la Escuela y no la Escuela para la Sociedad. (Bachelard, 1974, p.297)   

Con esto, destaca la relevancia de la educación como base para el desarrollo científico, pues, esta "escuela permanente", como él lo menciona, es un espacio para el aprendizaje y la reproducción de conocimiento, donde se fundamenta y desarrolla la ciencia. Por lo tanto, sugiere   un cambio radical de paradigma, en el que los intereses sociales se orienten hacia el fomento del   conocimiento, al proponer que la sociedad debe estructurarse en torno a la escuela, y no de forma contraria.

Por otra parte, se toma a Bourdieu2, antropólogo, sociólogo y filósofo francés, quien brinda   aportes para el marco sobre el cual se está desarrollando el presente trabajo, ofrece aspectos teóricos esenciales para el análisis de la ciencia dentro de un contexto social, en su concepto de "campo científico". Bourdieu redefine la manera en que se entiende la ciencia, cuestionando la idea de que esta es una actividad completamente autónoma y guiada exclusivamente por su propia lógica interna “… en el campo científico, las estrategias siempre tienen dos caras. Tienen una función pura y meramente científica y una función social en el campo." (Bourdieu, 2001, p.84). El campo científico, es entonces un espacio de relaciones sociales donde los científicos, instituciones y otros actores compiten por capital simbólico y su legitimidad, lo que condiciona la producción del conocimiento. De esta forma, Bourdieu problematiza la concepción tradicional de la ciencia como una actividad neutral y desinteresada.

En este sentido, se cuestiona la noción de una "comunidad científica" homogénea y libre de tensiones, pues "las primeras rupturas implícitas en la noción de campo son el cuestionamiento de la idea de ciencia ‘pura’, absolutamente autónoma y que se desarrolla de acuerdo con su lógica interna, y de la idea de ‘comunidad científica’, noción admitida como obvia y convertida, gracias a la lógica de los automatismos verbales, en una especie universo científico" (Bourdieu, 2001, p.84). Esto implica que las dinámicas de poder y las luchas por el reconocimiento están profundamente arraigadas en el campo científico, es por ello válido preguntarse ¿cómo afectan estas tensiones internas al proceso de construcción y validación del conocimiento en el ámbito científico?

Ahora bien, para afianzar las categorías de estudio y sus conceptos asociados, se estudia   y reflexiona desde los autores Bachelard y Bourdieu3, autores principales que estructuran la construcción de dos categorías del campo del saber, las cuales apoyan la discusión que se genera en torno a la ciencia: la epistemología de la ciencia y la enseñanza de esta. La epistemología de la ciencia se enfoca en las bases teóricas y metodológicas que sustentan el conocimiento científico, mientras que la enseñanza de la ciencia se ocupa de los procesos pedagógicos y sociales, así como las estrategias necesarias para su transmisión.

Dentro del marco de la categoría de la epistemología de la ciencia, el concepto de pensamiento científico se concibe no solo como un método para generar conocimiento, sino como una forma de existencia que trasciende la mera contemplación del ser. Según Bachelard (1974, p.20), "el pensamiento científico se designa como una evidente promoción de existencia", lo que   subraya que la ciencia impulsa una forma activa de estar en el mundo, cuestionando lo dado y proponiendo nuevas formas de entender la realidad.

En este sentido, la epistemología de la ciencia no solo se interesa por los principios y métodos que guían la producción del conocimiento, sino también por cómo este conocimiento redefine nuestra relación con la realidad y con nosotros mismos. Así, la ciencia no es simplemente   una herramienta para descubrir el mundo, sino una vía para transformar la experiencia humana.

La epistemología de la ciencia, al situar al sujeto en un papel activo en la construcción del   conocimiento, establece un vínculo entre la experiencia objetiva y la subjetividad humana, de manera que la intuición se configura como un concepto clave asociado a la categoría antes mencionada para el presente abordaje. Bachelard menciona que: "Todos los símbolos de la experiencia objetiva se traducen inmediatamente en símbolos de la cultura subjetiva. ¡Infinita simplicidad de una intuición pura!" (1934/ 1948, p.61). Con esto, refuerza que el conocimiento científico no solo es una representación de la realidad externa, sino también una transformación   de esa realidad dentro de la conciencia del sujeto.

De este modo, la epistemología de la ciencia, lejos de ser un ejercicio puramente técnico, es un proceso que involucra profundamente a la persona, convirtiendo la objetividad del mundo en un componente esencial de su identidad y percepción subjetiva. La ciencia, por tanto, no solo   transforma el mundo exterior, sino también el mundo interior del sujeto que la contempla y la interpreta.

El proceso de construcción del conocimiento científico no solo implica la transformación simbólica de la realidad, sino también la confrontación con obstáculos internos. Bachelard (1934/ 1948) destaca que las dificultades en el conocimiento no provienen de factores externos como la complejidad de los fenómenos o las limitaciones sensoriales, sino del propio acto de conocer, por   tanto, el concepto de vigilancia epistemológica asociado a la categoría de la epistemología de la ciencia toma sentido. De acuerdo con el autor, “es en el acto mismo de conocer, íntimamente, donde aparecen, por una especie de necesidad funcional, los entorpecimientos y las confusiones. Es ahí donde mostraremos causas de estancamiento y hasta de retroceso, es ahí donde discerniremos causas de inercia que llamaremos obstáculos epistemológicos (Bachelard, 1948, p.15).

De allí, a que estos obstáculos epistemológicos, inherentes al pensamiento humano, generen estancamientos y retrocesos, lo que hace que el progreso del conocimiento requiera una constante superación de esas barreras internas. Así, la epistemología de la ciencia se ocupa no   solo de cómo se adquiere el conocimiento, sino también de cómo se enfrentan las limitaciones del entendimiento humano.

Consecuentemente, en la segunda categoría de la enseñanza de la ciencia, es fundamental ir más allá de la simple transmisión de resultados. Bachelard (1974) subraya que "la   enseñanza de los resultados de la ciencia nunca es una enseñanza científica” (p.276), enfatizando que enseñar solo los productos finales del conocimiento no fomenta un verdadero entendimiento.

Según Bachelard (1974), "si no se hace explícita la línea de producción espiritual que ha conducido al resultado, se puede estar seguro de que, el alumno combinará el resultado con las imágenes más familiares" (p.276). Por lo tanto, la enseñanza de la ciencia debe enfocarse no solo   en los hechos, sino en el proceso de descubrimiento, ayudando a los estudiantes a desarrollar una mentalidad crítica y reflexiva en lugar de depender de nociones superficiales.

Por su parte, frente a la categoría de la epistemología de la ciencia, Bourdieu (1973/2002)   destaca la importancia de los métodos como principios generales que trascienden las técnicas específicas de cada disciplina. Según el autor los métodos son "lo suficientemente generales como para tener valor en todas las ciencias o en un sector importante de ellas" (p. 13), lo que subraya su papel fundamental en la construcción del conocimiento.

A su vez, en la epistemología de la ciencia, Bourdieu enfatiza que “la objetividad es un producto intersubjetivo del campo científico: basada en los presupuestos compartidos en ese campo. Es el resultado del acuerdo intersubjetivo en el campo (Bourdieu, 2001, p.84). Esto significa que la objetividad y el conocimiento científico no surgen de forma aislada, sino que están profundamente enraizados en los acuerdos y condiciones sociales que configuran el campo científico. Así, la epistemología propuesta por Bourdieu integra una comprensión crítica de los métodos con la realidad social y consensual en la que se produce el conocimiento.

Bourdieu (2001/2003) en su obra el oficio del sociólogo enfatizó que la tarea no es alcanzar un conocimiento absoluto, sino practicar una vigilancia epistemológica específica. Según   él, "no se trata de perseguir una nueva forma de saber absoluto, sino de ejercer una forma específica de la vigilancia epistemológica" (p. 155). Esto implica que la vigilancia crítica debe enfocarse en los obstáculos sociales que condicionan la práctica científica, en lugar de buscar un   conocimiento definitivo. Así, la epistemología de la ciencia debe integrar una reflexión sobre cómo los contextos sociales influyen en la producción del conocimiento.

En consecuencia, es válido preguntarnos ¿Qué papel juegan las instituciones científicas y educativas en esta vigilancia? Las instituciones que forman a los científicos también están inmersas en contextos sociales y, a menudo, son agentes que refuerzan ciertos valores, ideologías o prácticas. Entonces, ¿cómo pueden las instituciones apoyar una vigilancia epistemológica crítica cuando ellas mismas posiblemente son parte del sistema que genera esos   obstáculos?

De lo situado por ambos autores, se evidencia cómo la epistemología de la ciencia y su enseñanza deben ir de la mano para lograr una verdadera transferencia de conocimiento. Tal como señala Bachelard (1974), la enseñanza de los resultados científicos, sin hacer explícito el proceso de descubrimiento, limita la comprensión del alumno, que tiende a asociar esos resultados con ideas previas simplificadas. Por tanto, la praxis educativa debe enfocarse no solo   en transmitir el conocimiento final, sino en enseñar el proceso reflexivo y crítico que lo produce, superando los obstáculos epistémicos.

Desde esta perspectiva Bourdieu (2001/2003) señala que "la sociología del conocimiento y de la cultura y, en particular, la sociología de la enseñanza de las ciencias es un instrumento casi indispensable de la vigilancia del tercer grado" (p. 193). Esto sugiere que, para una comprensión crítica y profunda de la ciencia, es fundamental examinar cómo las estructuras sociales y culturales influyen en la enseñanza y la práctica científica. La sociología de la enseñanza de las ciencias no solo proporciona herramientas para analizar el contexto social en el que se produce el conocimiento, sino que también permite una reflexión más crítica sobre los métodos y prácticas científicas, asegurando una vigilancia rigurosa del pensamiento científico.

Con todo lo anterior recogido, se construye la siguiente hipótesis de investigación: La enseñanza en el espacio social de la escuela posiblemente está tensionada por una permanencia y/o ausencia de unos presupuestos epistemológicos y filosóficos de las ciencias naturales, situación que demanda una observación y reflexión científica, en un dialogo abierto con el profesorado.

Este enfoque se apoya en el reconocimiento de que el conocimiento científico no solo se transmite, sino que se construye y se interpreta dentro de contextos educativos específicos. Al explorar cómo estos presupuestos afectan o no la praxis educativa, la investigación se alinea con el campo de estudio que investiga la intersección entre teoría y práctica en la educación científica. De modo que, este análisis proporciona una base sólida para comprender mejor cómo los marcos teóricos influyen en la enseñanza.

Bajo esa hipótesis de trabajo y con el propósito de descubrir a través de la reflexividad el objeto de estudio, se continua con un enfoque hermenéutico como método de comprensión e interpretación. Este enfoque permite explorar la conexión entre la epistemología de las ciencias y la enseñanza de esta, desde una perspectiva sociológica. Así, se busca comprender y reflexionar desde estos conocimientos al ámbito educativo, analizando cómo desde estos principios se pueden hallar los sentidos de la enseñanza de las ciencias en el espacio social de la escuela.

En retrospectiva, a nivel metodológico, se destaca la importancia de la observación sugiriendo que esta puede llegar a adquirir un protagonismo mayor que el propio desarrollo formal de la metodología. Es decir, la práctica misma cobra relevancia esencial en la construcción del conocimiento. Como señala Bourdieu: 

... al negarse a disociar el método de la práctica, de entrada, rechaza todos los discursos del método, si no existiera ya todo un discurso acerca del método que, ante la ausencia de una oposición de peso, amenaza imponer a los investigadores una imagen desdoblada del trabajo científico (1973/2002, p. 11). 

A nivel epistemológico es necesario tener en cuenta el método etnográfico en sí mismo, pues referenciando a Goetz & LeCompte, “las investigaciones etnográficas son una de las alternativas que recogen esta nueva filosofía interpretativa y reconstructivista de la realidad” (1988 p.13). Pues esta realiza una aproximación de la cultura o el espacio social que se pretenda retratar. De esta manera, el rol que cumple el investigador es de un observador participante, distanciándose metodológicamente de otras posturas que suponen un observador externo y pasivo; lo anterior expuesto, esta alineado con lo dicho por Bourdieu en sus diferentes investigaciones.

A partir de rasgos etnográficos, se dispone a indagar sobre las posturas epistemológicas, desde las cuales, los maestros de ciencias naturales desarrollan su praxis educativa de manera cotidiana. Para este fin, también se tendrá en cuenta sus contextos desde un enfoque diferencial, para así hacer una revisión epistemológica que pueda estar influyendo en su quehacer y que intervengan de alguna manera en el proceso de enseñanza.

Por lo tanto, se llevarán a cabo dos fases de intervención en esta investigación, la primera consistirá en la realización de conversaciones abiertas con los maestros de ciencias naturales, con el objetivo de captar sus reflexiones, experiencias y posturas epistemológicas en relación con su práctica pedagógica. Esta metodología permitirá obtener una visión más cercana y contextualizada de su quehacer diario en el aula.

La segunda fase se centrará en el análisis de los materiales y recursos pedagógicos utilizados por los docentes, a fin de identificar cómo estos reflejan sus enfoques epistemológicos y qué influencia tienen en el proceso de enseñanza. De este modo, ambas fases complementarán una visión holística de su práctica pedagógica y contribuirán a una comprensión más profunda de las dinámicas educativas en el contexto específico de cada maestro.

Con esta investigación, que se fundamenta y posiciona tanto epistémica como teóricamente se espera una comprensión profunda y contextualizada de cómo los maestros de ciencias naturales construyen y aplican sus enfoques epistemológicos en el ámbito educativo. Se   busca, además, identificar las interacciones entre la teoría y la práctica, y cómo las influencias sociales, culturales y metodológicas impactan en su praxis. De esta manera, este estudio pretende ofrecer nuevas perspectivas sobre la relación entre la teoría y la práctica en la enseñanza de las ciencias, contribuyendo a una discusión crítica sobre la enseñanza de las   ciencias en contextos reales.

Referencias

Bachelard, G. (1974). Epistemología. Editorial Anagrama, Barcelona. Traducción: Elena. Bachelard, G. (1934/ 1948) La formación del espíritu científico. Contribución al psicoanálisis del   conocimiento objetivo.

Bourdieu, P., Chamboredon, J. C., & Passeron, J. C. (1973/2002). El oficio del sociólogo. Buenos Aires: Siglo XXI.

Bourdieu, P. (2001/2003). El oficio de científico. Barcelona: Anagrama.

Goetz, J., & Le Compte, M. (1988). Etnografia y diseño cualitativo en investigación educativa. Madrid: Ediciones Morata.



[1] Avance presentado en la semana de investigación del semestre 2024-II

[2] Estudiante de la maestría en educación de la Universidad Pedagógica Nacional.

[3] El contexto sociocultural en el que Bachelard escribió su obra epistemología está marcado por una rápida evolución en el conocimiento científico y una creciente conciencia de la complejidad de la construcción del conocimiento, objetos de estudio que él abordó a través de sus conceptos de ruptura epistemológica, obstáculos epistemológicos y la crítica a las concepciones tradicionales de la ciencia.