Avances de investigación
Nodos, nudos y entretejidos de las políticas de la memoria en Colombia[1]
¡Qué la paz no nos cueste la vida!
131 hombres y mujeres que depusieron las armas de las FARC-EP
han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz hasta el 20 de mayo de 2019,
han sido asesinados desde la firma del acuerdo de paz hasta el 20 de mayo de 2019,
193 líderes y lideresas sociales han sido asesinados en Colombia después de la
firma del Acuerdo de Paz.
firma del Acuerdo de Paz.
Se tiene como objetivo realizarun análisis sobre las políticas de memoria institucionales y las propuestas de pedagogía de paz en el período de Posacuerdo en Colombia, Este proceso investigativo se sustenta en la propuesta de Hugo Zemelman (2005) cuando nos invita a dialogar epistémica y teóricamente. Esta apuesta se vincula con cada una de las etapas del proceso de tejido en la elaboración de la mochila, pues a medida que se van dando las puntadas y diseñando los recorridos de búsqueda se van identificando tensiones y apuestas desde los escenarios instituyentes que han asumido la memoria como apuesta ética y responsabilidad política. El símil de la elaboración y significados de las mochilas a la vez que reivindican aspectos culturales de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos, quienes siempre cargan mochila, chácara, jigra y quienes a lo largo y ancho del país han padecido la guerra, con cualesquiera de los apellidos que la nominen: Violencia política, conflicto armado interno, violencia socio-política; han “cargado” padecimientos, fortalezas, recuerdos y esperanza durante más 70 años. Los tejidos, entretejidos, nudos, remiendos y orificios decifran hondas heridas, rupturas del urdimbre social, pérdida de identidades y prácticas culturales, quebrantamiento de las colectividades, afectaciones corporales, espirituales, desarraigo, despojo de los territorios, pérdida de la condición humana, aplazamiento de proyectos políticos alternativos, fractura de la hermandad y la confianza (…), y también la decisión de seguir entrelazados, fortalecidos e hilvanando resistencias dignas.
Asumiendo la alegoría del tejido y lo que carga la mochila, se realiza una contextualización sobre las dinámicas políticas y sociales del conflicto armado colombiano, su relación con las políticas de la memoria y su abordaje desde el ámbito educativo; así que se propone un recorrido histórico sobre la formalización de las políticas de la memoria en Colombia durante el siglo XXI, haciendo énfasis en la actual coyuntura marcada por el Acuerdo de Paz suscrito entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP. Políticas de la memoria institucionales como: La Cátedra de Paz, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición y la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, se comparan con los informes de los comisionados en La Habana: Javier Giraldo y Vicente Torrijos, por ser los puntos extremos del ovillo, al evidenciar las tensiones que existen entre los diferentes actores sociales y políticos entorno a la interpretación y comprensión del pasado. Así mismo, se establecieron entrecruzamientos de puntadas existentes entre los Informes de la Comisión y las apuestas educativas institucionales entorno a la construcción de paz.
Al realizar una cartografía de las pedagogías instituyentes para formularalgunas reflexiones en torno a la necesidad de recuperar y visibilizar las apuestas de formación o educación para la paz, afloran otras urdimbres que trascienden el marco institucional y emergen como reivindicaciones y apuestas ético-políticas de organizaciones sociales y de víctimas, las cuales desde la experiencia de base posicionan la memoria ora como metodología, campo de saber, categoría didáctica, medio de visivilización, resistencia al olvido; lo cual deja a la vista lo sicodélico cuando se trata de combinar apuestas para la construcción de paz en los distintos escenarios pedagógicos, sin suscribirse enteramente a la enmarcación de la escuela formal.
Recurrir a la relación entre política y memoria como horizonte de posibilidad y potencialidad para recuperar la historicidad de los sujetos y las sociedades que han atravesado momentos de conflictividad y violencia política generalizada, como un tejido, explica que la investigación “Nodos, nudos y entretejidos” problematice las políticas de la memoria y su abordaje desde la pedagogía crítica, en medio del contexto histórico que atraviesa Colombia, caracterizado por la incertidumbre y el devenir político entorno a la implementación del Acuerdo de Paz, la construcción de escenarios de democracia y memoria histórica.
Entramados metodológicos del tejido
En sus planteamientos epistemológicos y metodológicos Zemelman (2005) señala la necesidad de “avanzar enriqueciendo nuestra relación con la realidad que es el horizonte que nos desafía como hombres. Pensar desde la esperanza para salir de los límites de lo establecido, anticipando el advenimiento de lo nuevo” (p. 9), fundamenta la alegoría del tejido, porque ofrece la oportunidad de recuperar distintas expresiones, tradiciones y saberes propios y que no necesariamente se entrecruzan en marcos referenciales de lo que se concibe como conocimiento científico, pero que a todas luces se fundamentan en sustentos epistémicos de experiencia, narración y decisión política. El tejer implica pensamiento, sabiduría y tradición, elementos que se trasmiten de generación en generación a partir de la oralidad y los sentidos, constituyéndose en lenguajes que sobreviven el pasar de los años, problematizando el lenguaje escrito como única opción portadora de verdad y/o legitimidad.
“Todavía seguimos apoyándonos en la acumulación de lo escrito, aunque
debemos revisar esa relación que, con frecuencia, nos ciega ante las nuevas emergencias sociales. Nos quedamos encerrados en esa acumulación, de manera que al no poder incorporar lo nuevo lo excluimos desde los diques de contención en que nos protegemos. Es por ello importante asumir que estamos en un límite en las formas de conocimiento que obliga a transgredir lo sabido y el cómo se ha construido el rigor de la teoría” (Zemelman, 2005, p. 6).
debemos revisar esa relación que, con frecuencia, nos ciega ante las nuevas emergencias sociales. Nos quedamos encerrados en esa acumulación, de manera que al no poder incorporar lo nuevo lo excluimos desde los diques de contención en que nos protegemos. Es por ello importante asumir que estamos en un límite en las formas de conocimiento que obliga a transgredir lo sabido y el cómo se ha construido el rigor de la teoría” (Zemelman, 2005, p. 6).
En aras de incorporar los saberes excluidos por la academia en la construcción de conocimiento, el proceso de elaboración de la mochila para acercarnos a las políticas de memoria, es una apuesta por repensar las formas de concebir los saberes populares y las experiencias alternativas, aquí conviene retomar a William Ospina (2016), cuando problematiza la imposición de paradigmas y formas de pensar de carácter colonial relegando otras maneras de ver, concebir y comprender el mundo, la naturaleza y la sociedad: “Aprendimos que la cultura venía de afuera, que la lengua vino de afuera, que la belleza verdadera era la condensada en los cánones ilustres; y crecimos en la incapacidad de mirarnos, de reconocer lo que somos, de aprender a valorar la naturaleza y originalidad de nuestro mundo” (p.34).
El tejido de la mochila en espiral, es una apuesta por repensar las formas de concebir los saberes populares y las experiencias alternativas. Durante el proceso de tejer se establecen unos nodos, los cuales son asumidos como puntos de encuentro, unión y hermanamiento entorno a las memorias y las experiencias de las víctimas y sobrevivientes de la violencia política en Colombia, y se convierten en poéticas mediante las cuales los grupos van entrelazando la historia de sus sufrimientos y la resistencia de sus pueblos; los hilos se entreveran de manera abrupta y crean nudos, que pueden sujetar, trabar y obstaculizar el trabajo, impidiendo darle continuidad al producto que se desea cargar; desde la sabiduría indígena el nudo es la prueba a la paciencia del tejedor o la tejedora, porque implica la decisión de encontrar soluciones para recomponer los hilos y darle continuidad a la obra, superando opciones facilistas como cortar o trozar los hilos, porque al cortar se rompe con la unidad del tejido. Los nudos para esta investigación son las políticas de la memoria institucionales que obstaculizan conocer la verdad de más de décadas de guerra interna, lo cual impide construir escenarios de paz con justicia social; nudos también el poco compromiso de la institucionalidad por implementar los acuerdos de paz, así como las trabas que tiene la ciudadanía para asumirse como sujetos transformadores de la realidad.
El entretejido, es concebido, como las iniciativas, en torno a la construcción de paz, democracia, memorias y defensa de los derechos humanos, lo cual ha sido posible gracias a la participación de las organizaciones, colectividades y redes de trabajo que han contribuido para la reconstrucción del tejido social roto por la guerra. Iniciativas que contribuyen desde sus identidades, diferencias y reivindicaciones puntuales, que ayudan a juntar puntadas y solidaridades en tiempos de adversidad. La investigación se sostiene en la revisión documental, (informes, marcos jurídicos, leyes y disposiciones ministeriales), artículos y libros especializados, categorías como: políticas de la memoria, memoria histórica, pedagogía de la memoria, institucionalidad e instituyente y paz. Es importante mencionar que el proceso de investigación no ha sido lineal, ni predeterminado, debido a que se han presentado aspectos de la coyuntura política y social del país que han generado que el tema de investigación, su abordaje y sus alcances se vean modificados permanentemente. La apuesta teórica y metodológica busca resaltar los saberes excluidos y estos permitan ampliar las comprensiones investigativas para la actual coyuntura política, en donde urge la necesidad de volver a la palabra y a los saberes de los pueblos para desenredar y aprender las manifestaciones de barbarie y poder encontrar respuestas a preguntas relacionadas a ¿Qué nos ha pasado como sociedad? ¿Cómo remendar el tejido social y humano roto por la guerra? ¿Por qué fuimos testigos, cómplices o indiferentes ante la barbarie? ¿Por qué permitimos que los ejércitos violentaran, desaparecieran y asesinaran?
Entretejiendo políticas de la memoria
El preguntarnos qué se quiere tejer, para que se quiere tejer y cuáles van a ser los usos del tejido, resulta que su crecimiento es en espiral, que interesa interrogarnos por los ciclos de la vida, la existencia del sujeto, la naturaleza y las colectividades. En la investigación el chipirito (base de la mochila) es la memoria de los hombres, mujeres y colectividades en donde se alberga el recuerdo, también es el ombligo y el vínculo con el pasado, las raíces y los referentes que dan sentido al ahora y permiten la construcción de los proyectos colectivos. El concepto de memoria ejemplar en términos de Todorov (2000) es sostén para esta base porque posibilita la reconstrucción del tejido social y las narrativas que ha dejado la violencia política.
En el segundo momento, tras agregar las puntadas necesarias y después de determinar las dimensiones necesarias de crecido, está formado el Chipire o plato, el cual se constituye en la base de nuestra mochila, que puede tener forma de caracol, espiral o circunferencias; en esta etapa el pensamiento matemático y geométrico es esencial (debido a que va creciendo cada dos puntadas en el mismo orificio) para que la mochila empiece a tomar forma cilíndrica, la trascendencia del plato radica en que representa la fertilidad de la tierra, la placenta de la madre, la base de la vida y el origen cósmico. El plato de esta investigación son las iniciativas las políticas de la memoria, tanto las de carácter público (no necesariamente político, ni institucional) destinadas a difundir o consolidar una determinada interpretación de algún acontecimiento de pasado de gran relevancia para determinados grupos sociales o políticos, o para el conjunto de un país (Aguilar, 2008, p. 53); porque son las encargadas de mediar y configurar a partir de puntadas las denuncias, reivindicaciones y sentires sobre el pasado, permitiendo que sean la base de la mochila. Políticas que son propias de los contextos de transicionalidad política después de regímenes dictatoriales o democracias restringidas en donde hay importantes experiencias y aprendizajes de Centro América, el Cono Sur, África, Europa y de otros procesos de paz que ha vivido Colombia.
La tercera etapa es denominada crecido,en la cual se empieza a tejer el cuerpo o lienzo de nuestra mochila. El tejido del cuerpo debe ser parejo (no muy apretado, no muy suelto) lo cual varía según el estado de ánimo y concentración de la persona, refleja la conexión espacio-temporal entre la aguja, las manos y el espíritu en cada puntada, porque cada puntada es pensamiento, palabra y se constituye en un sistema escritural; en esta etapa, la combinación de hilos de colores resulta más importante debido a que están ligadas a unos patrones geométricos que dan forma a la representación simbólica que queremos plasmar, para cambiar la hebra de color a color se debe empatar (parar el uso de un color y añadir las nuevas hebras que queremos que primen). En el cuerpo de la mochila están las iniciativas pedagógicas y educativas por la paz, la memoria y la justicia social, tiene importancia porque es allí en donde las sociedades toman como referentes los aspectos éticos, políticos e intelectuales para darle forma y sustento a la sociedad, así mismo son las apuestas éticas y políticas en donde priman unas memorias, unos sentidos y explicaciones del pasado y otras quedan subterráneas.
La simbología plasmada en las mochilas representa las piedras, los árboles, la cotidianidad de las comunidades, el aire, la naturaleza, los sonidos y sentires, así como el pensamiento de la persona que teje, logrando plasmar la representación de la tierra, el territorio y su cosmogonía. Después de finalizar el cuerpo de la mochila viene laBoquilla, la cual consiste en ser un conjunto de puntadas especiales al finalizar el cuerpo, en el cual las puntadas son más gruesas debido a que resulta en el acabado del tejido, así como la representación del alma, la cual protege a quien porta la mochila.
Para tejer la Gaza o colgadera, ya no es necesario hacer uso de la aguja, se requiere de técnica y agilidad en las manos y pies para que con precisión cada hilo logre conectarse cuando se entrecruzan diagonalmente. El tamaño de esta varía según el uso de la mochila, lo que sí es importante es que nuestra gazasea ancha porque cargar la mochila representa responsabilidad y compromiso cultural, ético-político e histórico. Tras terminar la gaza, solamente queda unirla con el cuerpo de la mochila, para lo cual se necesita un par de metros de hilo, lana, fique o el material del cual está hecha la mochila; luego dar puntadas fuertes para que se logren unir o empatar las partes, y empiece el proceso de complementariedad. ¡Lista nuestra mochila! Ahora quien la cargue, portará la memoria de un pueblo, sus tradiciones y su pensamiento; será el encargado de sostener la comunidad, como símbolo de identidad colectiva. Ahora la mochila portara sueños, esperanzas y utopías por contar lo que callan las palabras y testificar los momentos de complejidad que han vivido las comunidades como testimonio de resistencia desde la colonia, pasando por las campañas de evangelización, la violencia política y el exterminio de pueblos enteros por no ser comprendidos desde la alteridad. Es hora de caminar la palabra, es hora de caminar el territorio con nuestra mochila terciada.
Puntadas finales
La investigación comprende que las políticas de la memoria y su abordaje desde la educación son un campo abierto y en disputa, en permanente transformación, donde los diferentes actores institucionales e instituyentes realizan apuestas porque primen sus iniciativas y comprensiones sobre el pasado. No obstante, la persistencia de nudos y nodos sobre las puntadas institucional-instituyente es latente, debido a que no existe una frontera rígida y delimitada que las divida, sino por el contrario, hay unos puntos de encuentro y desencuentros en donde los maestros y sus prácticas pedagógicas están inmersas. Ejemplo de ello es la “Expedición pedagógica -Bogotá-” Las prácticas de construcción de memoria y paz que han sido agenciadas en y desde la escuela, por maestros y maestras que han visto la necesidad de hacer de su práctica pedagógica una oportunidad para construir nuevos horizontes de sentido entorno al trabajo en territorio y en red con niños, niñas y jóvenes de instituciones de educación -la gran mayoría son de carácter público- que están sumidas en contextos de conflictividad y abandono por parte del Estado. Se sigue tejiendo y la invitación es que haya más participes en esta labor, para poder conformar escuelas de tejedores de memoria, transformadores de realidades concretas.
Bibliografía
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Todorov, Z. (2000). Los abusos de la memoria. Buenos Aires.Buenos Aires: Ediciones Paidos.
Zemelman, Hugo (2005) Voluntad de conocer. El sujeto y su pensamiento en el paradigma crítico. México: Anthropos Editorial; Centro de Investigaciones Humanísticas. Universidad Autónoma de Chiapas, 2005. pp.29-36
[1]El presente escrito se constituye en un avance de la tesis de investigación realizada por Sebastián Gauta, estudiante de la maestría en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional.
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