viernes, 31 de mayo de 2024

Reseña 24

 

Reseña

Un maestro diferente, para la misma escuela: Reseña sobre el maestro Ciruela de Fernando Almena.

 

Javier Arias[1]

Dentro de la formación que recibimos en la maestría nos encontramos con diversos textos que son puestos por los profesores en aras de favorecer en nosotros los estudiantes algún tipo de análisis y mostrar diferentes perspectivas desde las cuales se puede abordar el tema educativo.

Muchos de esos textos nos muestran maneras divergentes de pensar la escuela y el oficio del profesor, nos hacen evidente que la escuela tiene un funcionamiento que no se corresponde ni con la época que se vive ni con los estudiantes que la habitan, parece ser que el espacio escolar es un mundo que no cambia o cambia poco.

Sin embargo, en medio de ese panorama quiero hablarles de un texto que me llegó y me puso a pensar en aquellas acciones que yo como maestro puedo emprender dentro de la escuela de manera diferente: El maestro Ciruela”[2] en primer lugar quiero advertir que es un texto para jóvenes o niños si se quiere, pero que a uno como maestro le viene bien leer, pues además de ser agradable, sencillo y gracioso en lo que se cuenta del maestro Teófanes Ciruela y sus vivencias dentro de la escuela, también se van entrelazando las historias de sus estudiantes con ese cotidiano vivir dentro de la escuela.

Las salidas pedagógicas, el estudiante con problemas en casa, las pruebas que han de aplicarse, etc, son algunas de las cosas que iremos viendo a lo largo del texto y que de manera divergente irá resolviendo el maestro protagonista de esta historia, sus desencuentros con el director, sus diálogos con los padres y con los niños resultan enriquecedores, pues muestran la importancia de diferenciarse dentro de esa máquina escolar, evidencia la importancia de tener una postura frente a los hechos que diariamente ocurren en el salón de clases, no se trataría de dar la clase, es mucho más lo que un profesor hace, es dejar su vida y sus deseos en las vidas de sus estudiantes, es jugársela por hacer del oficio un empeño cotidiano en el que se va la vida de quien enseña.

Invitados pues a buscar el libro, a leerlo, disfrutarlo, pero sobre todo a ponerse ese lente crítico que permite pensarse de manera distinta, no para aislarse ni para creerse mejor, sino para jugarse la vida enseñando y mostrando a sus estudiantes que es posible un mundo distinto.



[1] Egresado del programa de Maestría en educación de la Universidad Pedagógica Nacional.

[2] Almena Fernando. El maestro Ciruela. Susaeta Ediciones. Editorial Edilux. 1987. 2 Edición.

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