sábado, 30 de noviembre de 2024

Reseña 25

 

Reseña

Sobre el texto Débiles, anormales, higiénicos y civilizados: La medicalización de la niñez escolarizada en Buenos Aires. (1884- 1945) Adrian Cammarota,2023

 

Stefano Fiorentino[1]

 La introducción del libro Débiles, anormales, higiénicos y civilizados: La medicalización de la niñez escolarizada en Buenos Aires (1884-1945) inicia con un relato histórico sobre la joven Julia Bosch, quien asistía a la Escuela Onésimo Leguizamón en el año 1903, y quien enfermó de una dolencia desconocida. Para ilustrar los infortunios a los cuales se enfrentaba la niñez de inicios del siglo XX en Buenos Aires, y la maquinaria institucional que se instauró desde la escuela para enfrentar esta problemática de salud pública, el autor Adrián Cammarota reconstruye un hecho histórico en donde el delicado estado de salud de la joven Julia se agravó cuyo resultado terminó en que la directora le ofreciera cuidados y alimentación a "la enfermita". Gracias al esmero de la directora se logró la mejora y el restablecimiento de Julia a la escuela. Como gesto de agradecimiento por su recuperación y buena salud, Julia trajo una muñeca a la institución educativa. Esta muñeca fue exhibida en las instalaciones y se convirtió en un símbolo del cuidado, del bienestar, de la caridad, de la delicadeza, del afecto y la solidaridad existentes entre los miembros de la comunidad educativa quienes luchaban y lideraban una cruzada en contra de la enfermedad y de lo malsano. El valor simbólico que representaba "la muñeca" fue tan importante que en torno a ella se originó una Asociación Cooperadora llamada "La Muñeca" que se encargaba de brindar ropa, calzado y servicios de toda índole para jóvenes privados de recursos básicos.

En este ejercicio historiográfico, el autor traslada al lector a una época donde se puede evidenciar una preocupación institucional generalizada hacia asuntos de salud pública en la escuela; preocupación que se materializó mediante la normalización y la reglamentación concerniente al cuidado y a la regulación de los cuerpos y la vida de los sujetos escolares. Gracias a la retrospección del autor, se puede evidenciar una actriz institucional, como la directora de la escuela, preocupada no solo por aspectos educativos de su institución, sino también desvelada por el bienestar y la robustez física de sus alumnas. Este caso ilustra de manera magistral la función higiénica y profiláctica de la escuela a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. El proyecto modernizador se presenta como un proyecto educativo, y la educación como una cruzada biopolítica de medicalización; como un dispositivo de control que ejerce poder sobre la vida y los cuerpos escolarizados.

A modo de introducción, Cammarota (2023), afirma que el objetivo del libro es:

Rescatar un conjunto de sentidos, saberes, intervenciones y practicas situadas que quizás hayan caído en el olvido, congregados por la escuela pública en las primeras décadas del siglo XX, momento en el cual los ciclos epidémicos clausuraban literalmente las escuelas imposibilitando la escolaridad (...) (P. X).

 La problemática está enmarcada en un contexto donde las epidemias, la muerte y la desidia acechaban a las poblaciones y a las niñeces de los sectores socioeconómicos más marginalizados de Buenos Aires a inicios del siglo pasado. Por consiguiente, el autor expone cómo las disciplinas de la medicina y la pedagogía instauraron prácticas discursivas especializadas en cultura escolar, paralelas a un proceso de medicalización social que respondía a problemas relacionados con el creciente espacio urbano de Buenos Aires, la llegada de inmigrantes y las paupérrimas condiciones materiales de vida de los sectores proletarios.

Para el desarrollo del texto introductorio, el autor asevera que las investigaciones de historia de la educación suelen transitar por las siguientes preguntas problema: ¿De qué manera la medicina y la pedagogía avanzaron en la constitución de un saber especializado en el ámbito de la cultura escolar?; ¿Cómo transformó el sistema educativo a la sociedad a lo largo del siglo XX?; y ¿Cuáles fueron sus herramientas pedagógicas y normativas o las instancias de formación que permitieron un proceso de medicalización en la escuela? Pero, además de éstas, Cammarota, propone para su investigación otro conjunto de interrogantes más específicos como, por ejemplo: ¿Qué implicaciones tuvieron los conocimientos médicos y pedagógicos en la infancia escolarizada al intentar construir cuerpos sanos e higiénicos?; ¿Cómo se consolidó el entramado institucional de los organismos destinados a modernizar, higienizar y medicalizar la escuela, y qué discusiones se produjeron en torno a ello?; ¿Quiénes eran los médicos que contribuyeron a instaurar este régimen biopolítico y qué dificultades tuvieron que atravesar en su labor?; ¿Qué sucedía frente a la conceptualización contrapuesta de lo débil versus lo fuerte, lo normal frente a lo anormal y qué instrumentos se emplearon para detectar o corregir estas anomalías? 

Para delimitar el punto de partida de su obra, Cammarota, cita la Ley de Educación N.º 1420 de 1884 (enseñanza libre, gratuita y laica). Esta ley tenía la particularidad de dirigir sus artículos y mandatos no solo a aspectos intelectuales relacionados con la lectura, la escritura y la aritmética, sino también a un entramado de estrategias de biopoder acordes a la higiene que buscaron corregir aspectos digenésicos de la población infantil, las enfermedades crónicas, la herencia perjudicial de comportamientos perniciosos y la regulación general de las moralidades. Estas estrategias biopolíticas se lograron mediante la medicalización del cuerpo social, diversas técnicas de eugenesia bajo el concepto del mejoramiento de la raza, la vacunación obligatoria, la pedagogía de la higiene, la puericultura, la enseñanza de la ciencia y la razón, la educación física y la construcción de roles sexualizados o una especie de moldes de sexo y género. Todo esto bajo, el fundamento de unos discursos científicos propios del auge positivista que se vivía en la sociedad occidental de esta época.

En el apartado titulado "Industria, higiene y escuela", el autor vislumbra los procesos de industrialización en la economía nacional argentina y la consecuente higienización de las escuelas para solventar asuntos difíciles del crecimiento demográfico, así como la creciente desigualdad de la sociedad argentina a inicios del siglo XX. El desarrollo exacerbado y desigual del capitalismo industrial trajo con si, una oleada de desafíos y dificultades para las autoridades estatales y las elites locales. Algunos de estos problemas tenían que ver con recurrentes pandemias, la concentración de focos infecciosos como los barrios obreros, lugares de trabajo, escuelas y centros de reunión social. 

En este contexto, la invención de la infancia jugó un papel determinante en las políticas de medicalización de la escuela. Esto se debe a que el recién descubierto infante representaba, por un lado, el futuro de la sociedad civil dentro de un incipiente proyecto modernizador y de nación; y por otro, un potencial ejercito industrial de reserva. Es decir, la infancia era el futuro proletario de la Argentina y la fuerza misma de reproducción del capitalismo a escala global. Así se puede entender cómo la historia de la infancia y la historia de la educación están vinculadas estrechamente. Además, se puede entender la educación como un proyecto modernizador y de nación, esencialmente capitalista, republicano y burgués.

En este orden de ideas el autor defiende la hipótesis de Foucault (1999) que,

... con el desarrollo del capitalismo no se pasó de una medicina colectiva a una medicina privada, sino que, entre finales del siglo XVIII e inicios del XIX, el cuerpo fue medicalizado para preservar la fuerza productiva. Así, bajo el capitalismo lo preeminente era lo biológico subsumido al amparo de la medicina transformada en una estrategia biopolítica (P. XV).

 Posteriormente, el autor realiza una caracterización trasatlántica del fenómeno sanitario de la higiene y la medicalización en occidente, teniendo como foco central los casos de Europa occidental, y posteriormente del continente americano, específicamente Argentina. En este recorrido se concluye que los problemas no médicos pasan a considerarse problemas médicos, y las escuelas se convierten en un espacio óptimo para la intervención de los cuerpos, en aras de normalizar y establecer cuáles conductas se consideran correctas e incorrectas para el bienestar y el futuro de la sociedad civil. 

Para avanzar, Cammarota se centra en las diferentes disciplinas o campos de saber que se consideran como promotoras de la modernidad, particularmente, la medicina, la pedagogía y la psiquiatría. Estas se encargaban de la producción y circulación de saberes donde los expertos actúan algunas veces como productores-exportadores y otras como receptores-importadores de saber y siempre como generadores o reproductores de los discursos originados en esos saberes. Vale aclarar que la mayoría de las fuentes históricas primarias que se utilizan en la investigación de Cammarota provienen de este gremio disciplinar, al igual que de legislaciones y documentos legales de la época.

Antes de proceder al último apartado de la introducción, el autor ofrece un par de definiciones que resultan clave para su acervo teórico y metodológico. Por un lado, se define la medicalización escolar como “la estructuración de los discursos, la aplicación de los instrumentos y los dispositivos que tendieron a disciplinar los cuerpos, a demarcar la salud de la enfermedad, lo normal de lo patológico, para mejorar el estado sanitario de las niñeces referenciadas en la escuela pública” (Cammarota, 2023). Y, por otro lado, se definen las disciplinas como ese conjunto de “técnicas que tienen por objeto y resultado individuos singularizados; donde a través del examen, la vigilancia y la clasificación se logra medirlos, localizarlos y distribuirlos socialmente transformando, de este modo, la individualidad en un elemento para el ejercicio del poder” (Cammarota, 2023).

El último apartado se titula “Investigaciones” y da cuenta de un riguroso Estado del Arte del problema de investigación que se propone el autor. En este apartado el autor comparte una serie considerable de investigaciones recientes en el campo de la medicalización escolar. Muchos de estos trabajos son propios de la historia social, otros provienen de abordajes culturales (Nueva Historia Cultural, estudios culturales, etc.) y algunos son estudios realizados desde las perspectivas de género.

Para finalizar, se comparte la que podría considerarse la tesis central del autor en este texto. El proceso de medicalización de la escuela no fue un proceso lineal, al contrario, fue un proceso heterogéneo en donde convergían tensiones de diferentes practicas discursivas provenientes de diversas disciplinas profesionales que buscaban legitimación, en su búsqueda por instaurar un régimen que fuese funcional al proyecto modernizador de la Republica de la Argentina. Por consiguiente, Cammarota, afirma que la medicalización de la escuela debe entenderse desde la variada agenda de las elites estatales por instaurar este régimen. Adicionalmente, y en cuanto a la medicalización misma, se entiende que la educación a inicios del siglo XX fue sinónimo de higienización y de medicalización. Es decir, más que educar, la escuela buscaba higienizar y medicalizar a los sujetos escolares.

 Referencias

Cammarota, A. (2023). Débiles, anormales, higiénicos y civilizados. La medicalización de la niñez escolarizada en Buenos Aires (1884-1945). Buenos Aires: Imago Mundi. (Introducción)



[1] Estudiante de la Maestría en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional. Texto presentado para el seminario intensivo sobre La historia de la educación y la salud escolar en Colombia y Argentina. 

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