Ensayos y artículos de investigación
La Ciencia: Librería Mutante
Juan José Zapata Franco[1]
Como respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ciencia?, es pertinente recurrir al uso de una analogía, a través de la cual se proyecte una posible interpretación a partir de la bibliografía de varios autores, lo cual puede parecer elusivo y demasiado abstracto como para otorgarle una definición específica con pretensiones de asertividad. A partir de esto se busca sugerir un modo razonable y comprensible de percibir la Ciencia. Entender la Ciencia en su totalidad, definirla en términos de sus descubrimientos y en cuanto a lo que ha implicado para el hombre desarrollarla puede resultar una tarea inabarcable.
A modo de deducción y en su forma más amplia, se podría decir que la Ciencia como concepto hace referencia a todo pensamiento de algún individuo proveniente de la experiencia, la aventura, la mera condición de vivir, que haya sido socializado ante una comunidad y que ésta lo haya aceptado en cuanto a que puede ser puesto en función de la supervivencia y el progreso de dicha comunidad. (Asimov, 1973) Corresponden a experiencias de éxito que tienen carácter repetible, evidenciable y falsable, que se interiorizan como aprendizajes y trascienden a sus autores a través del tiempo para pasar a formar parte de la sabiduría de la humanidad. Como lo menciona Nietzsche en ‘La Gaya Ciencia’ en su aforismo 260: “Uno solo nunca tiene razón: pero con dos empieza la verdad. Uno solo no puede demostrarse a sí mismo, pero a dos ya no se los puede refutar”. (Nietzsche, 1882)
No todo conocimiento ha sido creado en común acuerdo, muchos de los saberes y conceptos por medio de los cuales comprendemos el mundo y a nosotros mismos han sido impresos en la gran librería científica bajo la influencia de alguna entidad poderosa que utiliza la fuerza para imponer sus propios significados sobre una comunidad más débil y menos organizada. Esto con el objetivo de beneficiarse a sí misma y perpetuar su dominación, inicialmente por medio de la violencia, luego, de una forma más efectiva y sutil, por medio de los símbolos, en donde no se domina físicamente sino mentalmente. (Nietzsche, 1887)
La transmisión y perpetuación de estos conocimientos se hace por medio del registro; desde las pinturas rupestres que relatan estrategias de caza, pasando por códigos tallados en piedra, manuscritos ocultos en ánforas, inscripciones en las paredes de sepulcros piramidales, enciclopedias de innumerables tomos, bosques enteros apilados sobre sí mismos que forman nuevos bosques en donde danzan ninfas y duendes cantando sus líricas, estos bosques se extienden hasta aquellas lejanas e insondables montañas de datos en donde digitalmente se ha almacenado prácticamente todo aspecto de la experiencia humana, que en apariencia pueden parecer inútiles y banales pero, en el seno de estas montañas de información se encuentra la verdadera piedra filosofal custodiada por el demonio de Laplace, como lo plantea en sus estudios sobre la probabilidad; “un intelecto que en cualquier momento dado conociera todas las fuerzas que animan la naturaleza y las posiciones de los seres que la componen; si este intelecto fuera lo suficientemente vasto como para someter los datos a análisis, podría condensar en una simple fórmula el movimiento de los grandes cuerpos del universo y del átomo más ligero; para tal intelecto nada podría ser incierto y el futuro así como el pasado estarían frente a sus ojos.” (Laplace, 1814)
Existen dos grandes regiones dentro de las cuales se pueden separar estos registros, aquellos que hacen referencia a lo exterior al ser humano, aquello que no hace parte de sí, es decir, la naturaleza, los seres a los cuales es lícito tratar como objetos de estudio por no pertenecer a su misma especie y aquellos objetos inanimados de los cuales se siente poseedor. La segunda región de esta gran librería comprende los registros que hacen referencia al interior de lo humano, en sí mismo y su relación con los demás seres de su misma especie. Separando estos dos continentes se encuentra la fantasía, un vasto océano bajo cuya superficie están contenidos aquellos mundos posibles únicamente en las profundidades de la imaginación humana.
Estos dos hemisferios del conocimiento en los que se separa la librería contienen paisajes muy diferentes; el hemisferio exterior aparenta un aire puro y diáfano, a través del cual se puede ver con certitud a la distancia y en donde se encuentran trazadas rutas evidentes por donde se llega al destino esperado, mientras que el hemisferio interior se muestra nublado y borrascoso, por donde es difícil transitar y cuyo terreno no se ha asentado completamente. Estas atmósferas difieren esencialmente por el tamaño poblacional de su objeto de estudio; las Ciencias Humanas consideran exclusivamente las conglomeraciones humanas y sus interacciones entre sí y su entorno, mientras que las Ciencias Naturales abarcan una población de estudio mucho más significativa, de esta manera reduciendo la incertidumbre a tal punto que se presenta la quimera de la formulación de leyes. Isaac Asimov en su universo de la Saga de la Fundación formula la Ciencia de la Psicohistoria como una forma de calcular el comportamiento estadístico de poblaciones extremadamente grandes de personas utilizando la siguiente analogía: “en un gas, el movimiento de una sola molécula es muy difícil de predecir, debido a los continuos choques con sus vecinas, pero el comportamiento a escala visible de un gas puede ser predicho con gran exactitud. Así, si se aplicaran cálculos estadísticos a una población lo bastante grande, como el Imperio Galáctico de sus novelas, cuya población era de billones de personas, se podría predecir su evolución histórica y social global con gran exactitud”. (Asimov, 1951)
Los registros resguardados en esta librería se encuentran ordenados con respecto a su relevancia, hay archivos que han sido relegados al olvido en bodegas subterráneas por ser considerados obsoletos o que han sido refutadas por afirmaciones que resultan más acertadas, que representan de una mejor manera la realidad de una comunidad. Existen tomos que son consultados más frecuentemente y esto hace que pasen al frente de las estanterías debido a que logran aferrar una mayor aceptación, por consiguiente, su contenido, su verdad está más presente en la conciencia humana. Por otro lado, también hay poderes promueven ciertas narrativas con las que se busca sostener determinados intereses, a menudo, como se mencionó anteriormente en aras de dominar las mentes.
Esta librería que ahora comprende dimensiones colosales, se ve a sí misma acrecentada, transformada y cambiante de manera permanente, nutriéndose de la curiosidad imparable de la especie humana y su repulsión hacia el aburrimiento. Constantemente se están escribiendo y reescribiendo los tomos de las enciclopedias, se dan nuevas interpretaciones de certezas pasadas, se formulan métodos y publican manuales para desentrañar los secretos de obras inexpugnables, los intereses de unos modifican las realidades de otros, se elaboran análisis de los análisis de un fenómeno, se refutan verdades a medias, nuevas evidencias confirman teorías desechadas, se editan y corrigen las publicaciones, se hacen sugerencias, anotaciones, aclaraciones y pies de páginas, un proceso caótico en el que eruditos con diferentes técnicas de costura tejen comunidades.
La estructura de esta librería está condicionada por su propia naturaleza, porque sus paredes están construías de materia física y están sometidas a la realidad, a la cual no nos podemos acercar ya que solo nos es posible observarla desde la barrera de los sentidos. (Kant, 1781) Su techo consta de una cúpula aparentemente invisible de cuya solidez no siempre somos conscientes y que nos permite la ilusión de libertad, de formular certezas, verdades que nos dan alas con las que creemos escapar, volando verticalmente en dirección al sol para luego, exhaustos y con las alas calcinadas, caer en el océano de la fantasía.
Referencias
Asimov, I. (1951). Saga de la Fundación.
Asimov, I. (1973). Introducción a la Ciencia.
Kant, I. (1781). Crítica de la Razón Pura. Madrid.
Laplace, P.-S. (1814). Essai philosophique sur les probabilités. Introducción.
Nietzsche, F. (1882). La gaya ciencia.
Nietzsche, F. (1887). Genealogía de la Moral. Esquilo.
[1]Estudiante de la Maestría en educación. 4 semestre. El ensayo fue producto de reflexiones y lecturas del Seminario temático Disciplinas escolares. Ximena Herrera
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